Las heridas de África al descubierto durante el viaje del papa Francisco

En el recorrido que el papa Francisco hará por Mozambique, Madagascar y Mauricio desde mañana hasta el 10 de septiembre se volverán a poner en evidencia las heridas de este continente olvidado: guerras, extrema pobreza, los efectos de la crisis climática, la explotación y las epidemias.

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Francisco llega este miércoles a Mozambique, un país que ha vivido 17 años de una guerra civil que causó un millón de muertos y cuatro millones de refugiados.

En su discurso en el palacio Vermelha, sede de la presidencia de Mozambique, recordará aquel acuerdo de paz firmado el 4 de octubre de 1992 en Roma gracias a la mediación del movimiento católico de la Comunidad de San Egidio.

Al país que se encamina a unas nuevas elecciones en octubre, Francisco pedirá esfuerzos para mantener el último acuerdo de principios de agosto entre el presidente, Filipe Nyusi, y el líder de la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), Ossufo Momade.

Será un discurso de llamamiento a la reconciliación y al diálogo que extenderá a todos los conflictos presentes en el continente.

Mozambique es el décimo país más pobre, según el índice de desarrollo humano (IDH), en el que el 70 % de los 28 millones de sus habitantes viven bajo el umbral de la pobreza y el 43 % de los niños hasta los cinco años tienen malnutrición crónica, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Francisco también quiere visibilizar la ayuda que la Iglesia católica presta en África y por ello acudirá en Maputo a la "Casa Matteo 25", un lugar gestionado por la nunciatura y varias congregaciones, donde todo los días se proporciona comida, ropa y otros servicios a unas 100 personas (niños, drogadictos, enfermos, gente sin hogar) que van a buscar directamente a la calle.

Aunque no ha sido posible que el papa se traslade a Biera, la segunda ciudad más importante de Mozambique, destrozada por el ciclón Idai en marzo de este año, Francisco hará referencia en sus discursos a las catástrofes naturales que ha sufrido el país y a que uno de los más afectados por los desastres naturales cada vez más frecuentes y devastadores debido a la crisis climática.

También mantendrá una reunión en la nunciatura con la comunidad de Xai-Xai, que en el año 2000 debido a una de las inundaciones vio su territorio anegado por más de tres metros de agua, pero que en pocos años han conseguido reconstruir la zona y es ahora un importante motor turístico del país.

El pontífice visitará el 6 de septiembre el centro médico del proyecto DREAM, impulsado por la comunidad de San Egidio, que atiende a los enfermos de sida en el barrio de Zimpeto, donde se atiende a 3.800 personas.

Francisco con seguridad lanzará un llamamiento para que se multipliquen las inversiones y apelará a la responsabilidad de los países que explotan sus recursos naturales.

Tanto la explotación maderera como la necesidad de tierras de cultivos para poblaciones mayoritariamente que viven de la agricultura está provocando tanto en Mozambique como en Madagascar una importante deforestación.

Segun la Global Forest Watch, una plataforma de investigación que estudia las imágenes satelitales de la NASA, de 2001 a 2018, Mozambique perdió 3 millones de hectáreas de bosques, un total del 11 % de su área boscosa, y Madagascar 3,63 millones de hectáreas, lo que equivale a una disminución del 21 %.

La segunda etapa del viaje de Francisco será Madagascar, un país entre los 20 más pobres del mundo y donde los católicos representan el 36 %, del 6 al 8 de septiembre.

Allí el papa volverá a poner el acento en las epidemias que golpean África, para las que serviría solo el acceso a las vacunas, y saludará a sobrevivientes del brote de sarampión que, desde abril de 2018 a abril de 2019, causó 1.200 muertes en el país.

Uno de los momentos más significativos del viaje, será la visita de Francisco a Akamasoa, la ciudad milagro construida sobre un vertedero por el misionero argentino Pedro Opeka, candidato al premio Nobel de la Paz, y donde ahora viven 25,000 personas en condiciones dignas.

El pontífice pasará sólo algunas horas en Mauricio, la otra cara de África, un país meta del turismo de lujo, en vías de desarrolló y cuya economía crece cerca del 5 % cada año, y donde existe una pacífica convivencia entre los católicos, el 28 % y la mayoría hindú.