Impuesto contra refrescos, ¿funciona?

El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) dio a conocer recientemente un estudio, realizado en conjunto con la Universidad de Carolina del Norte, sobre el resultado que el impuesto a bebidas azucaradas ha tenido en el problema de obesidad y diabetes de la población mexicana.

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El estudio del INSP determinó que, desde su implementación, el impuesto redujo el consumo de refrescos en 7.6% promedio. Además, el estudio agregó que el consumo promedio de agua simple se incrementó en 2.1%. Esto significa que, por persona, se consumen 5.1 litros de refresco menos y 6.6 litros más de agua simple en un año.

Aunque los resultados son innegablemente positivos, el portal My Press Zone afirma que estas cifras deben matizarse para reflejar mejor el éxito del programa. Es necesario comparar el caso mexicano con los resultados de otros países con programas similares, y analizar su eficacia para erradicar el problema de la obesidad y la diabetes.

El caso estadounidense de la ciudad de Berkley es notable por su rápido y significativo éxito. Según un estudio realizado por la Universidad de California, a un año de haberse aplicado el impuesto, la población de la ciudad redujo su consumo de refrescos en 21%, mientras que el consumo de agua purificada se incrementó en 63%.

La universidad informó también que el programa incidió significativamente en las poblaciones de menores ingresos, las más vulnerables a complicaciones médicas, y los impuestos recabados se destinaron a mejorar los programas de salud y nutrición locales. En comparación con el caso de Berkley, que tuvo mejores resultados en la mitad de tiempo, los números mexicanos palidecen.

El impuesto a refrescos, aunque redujo el consumo de azúcares, no termina de contribuir decisivamente al problema de obesidad en México

Por su parte, investigadores de la Universidad de Glasgow en Reino Unido concuerdan que limitar la ingesta de refrescos es una solución a medias en países "dulceros". Argumentan que, en una sociedad con una tradición culinaria tan dulce como la inglesa, los ciudadanos buscarían satisfacer sus "dosis de azúcar" en otros alimentos sin impuesto adicional, como pasteles y chocolates.

Especialistas del Instituto de Salud y Bienestar del Reino Unido concluyeron que, en estos países, regular el consumo de bebidas azucaradas es una forma incorrecta de atacar el problema de obesidad. Afirman que el objetivo de reducir el consumo de calorías se malogra si las políticas preventivas se enfocan únicamente en la ingesta de azúcares. Si las autoridades mexicanas e inglesas quieren triunfar en contra de los problemas de obesidad y diabetes, deben considerar también el consumo de otros alimentos..

Aunque el programa de impuestos a los refrescos es un paso en la dirección correcta, el portal My Press Zone considera que la estrategia para reducir el problema de obesidad no sólo debe apuntar a la eficiencia del caso de Berkley, sino también considerar la multiplicidad del problema que describen los investigadores de Reino Unido.