Hallan nuevos elementos para estudiar origen del hombre americano

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) establecieron la antigüedad del esqueleto "Naia", que fue hallado en el sitio arqueológico Hoyo Negro, en Tulum, Quintana Roo, entre 12 mil y 13 mil años, lo que confirma su linaje asiático Beringio y lo vincula con migraciones siberianas.

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Imagen de archivo.

En conferencia de prensa, se informó que los resultados del estudio de ADN mitocondrial -en el que es considerado el esqueleto más antiguo intacto de América-, que colocan a este vestigio como el eslabón que faltaba para confirmar el vínculo que existen entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas contemporáneos, serán dados a conocer este mes en la prestigiada revista "Natural Science".

"Definitivamente el descubrimiento, los análisis no solo en un laboratorio, sino en dos y tres para confirmar la fechas y tenerlas precisas, revelan que se trata de una mujer que pasó de Siberia cuando el estrecho de Bering se podía caminar, entró a Norteamérica y bajó hasta llegar a la Península de Yucatán.

"Y esto comprueba el linaje y evolución que tienen los contemporáneos, ha sido objeto de evolución dentro del Continente, no vienen de ninguna otra parte; el poblamiento americano es Siberia- Estrecho de Bering- América", señaló Pilar Luna Erreguerena, coordinadora del proyecto "Hoyo Negro Tulum Quintana Roo".

De acuerdo con el grupo de investigadores del INAH, "Naia" es una joven de 1.47 metros de altura que posiblemente cayó en una cueva y que murió dentro de ella en la última glaciación que finalizó hace unos 10 mil años y cuyos restos son los más antiguos localizados en el Nuevo Mundo.

"Se trata del resto humano más antiguo que se conoce en América, y además de trata del esqueleto más completo y genéticamente intacto que se ha encontrado en nuestro continente, el cual pertenece a este joven que murió dentro de esa cueva inundada", dijo Teresa Franco, directora del INAH.

En el anuncio, también se reveló que en el lugar se hallaron los restos de 26 mamíferos correspondientes a 11 especies del Pleistoceno Tardío con una antigüedad de 36 mil años y que corresponden a gonfoterio, tigre de dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero.

Teresa Franco comentó que para lograr el fechamiento preciso de Nai, los científicos realizaron análisis de ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio, y cuyos resultados revelaron que es una joven de origen asiático beringio del haplogrupo (Cromosoma materno), identificado con las migraciones que llegaron de América desde Siberia; del subhaplogrupo que solo tiene lugar en América.

"Se trata de un hallazgo afortunado por la manera en que los buzos lo encuentran, lo interpretan como un gran tesoro", señaló.

Fue a través de la información genética obtenida de uno de los dientes de "Naia", que se pudo establecer un vínculo entre aquellos primitivos pobladores y los modernos nativos americanos.

Según los investigadores, se cree que la joven caminó por un largo túnel, posiblemente alumbrada por la luz de su antorcha y posiblemente en busca de agua; el fuego no le bastó para ver el precipicio que se abría a sus pies y cayó más de 30 metros hasta el fondo de un pozo donde había todo tipo de animales muertos.

Luna Erreguerena dijo que los buzos Alberto Nava Blank, Alejandro Álvarez y Roberto Chávez, "ingresaron por un túnel a 10 metros de profundidad, mil 200 metros de distancia cayendo en un pozo negro y con base en sus luces se percataron de huesos de animales y enseguida un cráneo. A partir de entonces, fueron más seguido, se interesaron, tomaron foto y video, y echamos a andar el proyecto".

Por su parte, Alberto Nava Blank, uno de los buzos espeleólogos, comentó que fue en el 2007 cuando se descubrió el "Hoyo Negro" y agregó que tras la exploración, "nunca se pensó que se fuera encontrar el Hoyo, simplemente nos dedicamos a explorar túneles y al momento de llegar al lugar, el regulador casi se nos sale de la boca".

"Al mover las luces nos atipamos con los huesos de animales, pensamos que ese era el descubrimiento, enseguida Alex pone su luz en un cráneo humano de color negro invertido y así lo encontramos", señaló.

Según Nava Blank, se "cree que nadie más pudo entrar a ese sitio en 10 mil años", por lo que consideró que se trata de un lugar virgen, nunca antes explorado.

"Somos exploradores de cuevas, uno anda en las cuevas, trazamos mapas y ponemos la línea para navegar, nunca pensamos en encontrar el ´Hoyo Negro´. Nos dedicamos a explorar túneles y cuando llegamos ahí, vimos el lugar por cinco minutos y no sabíamos qué hacer y al rato regresamos", concluyó.