La elaboración del prototipo tecnológico denominado ÉpsilonRobot inició hace más de una década por los doctores Fernando Reyes Cortés y Jaime Cid Monjaraz.
El proyecto cuenta con cinco solicitudes de patente: tres a nivel nacional y dos a nivel internacional, además, tiene una imagen comercial y un paquete legal en dado caso de que se utilice a nivel industrial.
En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Reyes dijo que ÉpsilonRobot se puede utilizar en una gran cantidad de aplicaciones.
Entre estas aplicaciones destaca: traslado, pintado de objetos, estibado de cajas, rehabilitación en rutinas de fisioterapia, teleoperación y asistencia robotizada a personas con discapacidad.
De acuerdo con Reyes, una de las ventajas frente a otros brazos robot es que por ser un modelo escalable se puede crear en dimensiones mayores con uso industrial.
“Los robots que tenemos tienen arquitectura abierta, lo que significa que puedo evaluar cualquier estrategia de control. Por ejemplo, un robot industrial tiene arquitectura cerrada y no se puede modificar nada”, explicó el especialista.
“En cambio, con la arquitectura abierta puede ser programado de manera manual, o bien usando un mouse o una unidad háptica, también incorpora cámaras de video a través de teleoperación”, agregó.
Por su parte, el doctor Cid Monjaraz resaltó que la manufactura del robot, su diseño y construcción, incluyendo el software de operación, se elaboró en el Laboratorio de Robótica, lo que permitió que su costo sea tres veces más bajo que los robots en el mercado.
Comentó que el motor de transmisión directa es la única pieza importada, pero ésta permite que el brazo robot no tenga desgastes ni fricción, pues va directo al eje de cada uno de los eslabones del robot.
“Además, la construcción mecánica es más simple y la exactitud en el posicionamiento de robots manipuladores es mejorada”, apuntó el especialista, quien es licenciado en Electrónica.
ÉpsilonRobot pesa 200 kilogramos ya montado, soporta un peso aproximado de cinco y su espacio de trabajo corresponde a una esfera de radio de un metro.
Está diseñado para aplicaciones que impliquen movimientos rápidos y sus efectores finales pueden ser pinzas, garras o cualquier implemento que permite a la industria realizar procesos automatizados, sobre todo en ambientes que resulten rutinarios o corrosivos para el trabajador.
La retroalimentación visual usada en ÉpsilonRobot es una técnica de control con cámaras de video y procesamiento de imágenes, permite posicionar la herramienta del robot en cualquier punto de su espacio de trabajo, también graba información de sus movimientos.
Ello, permite un ambiente virtual para el operador, es decir, controlar el brazo robot de forma remota, desde una computadora y con una palanca de juegos.
También puede ser programado de forma automática, reproduciendo de manera exacta una secuencia de movimientos mediante la imitación, lo que permite ser programado por personal sin conocimiento de robótica.
El proyecto lo financiaron en conjunto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la BUAP.
El robot ya se probó con éxito en sistemas con bandas transportadoras automatizadas con diversos sensores ópticos y accesorios que le permiten atender líneas de producción a bajo costo.
A partir de este brazo de robot se publicaron más de 300 artículos científicos nacionales e internacionales, cuatro libros del área de automatización y robótica con impacto internacional y se titularon más de 150 alumnos de ingeniería, maestría y doctorado.