La muestra fue abierta en la Biblioteca Vasconcelos, donde permanecerá hasta el 28 de noviembre, para mostrar al espectador los contrastes que se hallan entre marzo y septiembre, los cuales permitieron a la artista apreciar lo mismo arena negra, que auroras boreales, o edificaciones tanto de Vik como de Reikiavik.
De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura federal, durante la inauguración de la exposición, que contó con la presencia de la artista, se ofreció un acto poético musical que mostró parte de la cultura islandesa, país ubicado en el extremo noroeste de Europa.
Con la dirección de Judith Thorbergsson, 16 jóvenes pertenecientes al Coro de la Academia de Arte Florencia interpretaron una pieza del siglo XIII, así como una canción de cuna que los niños islandeses conocen desde que nacen.
Los temas se alternaron con la lectura de poesía contemporánea en islandés a cargo de Heiða Vigdís Sigfúsdóttir, y en español por Rinokarlo Torres, quien aprovechó para abordar temas relacionados con la naturaleza de ese país y sus cuatro elementos.
Aunque Marcela Lobo se ha caracterizado por su serie de cajas arte-objeto, donde a modo de diario registra sus experiencias y sentimientos, y su faceta de pintora, en esta ocasión exploró otra disciplina que refleja la etapa de paz y tranquilidad que vive.
“La fotografía es otra disciplina que practico ahora, sigo pintando, hacienda cajas, incluso en algunas de ellas he colocado piedras de Islandia. Aquí estamos ante un paisaje tan místico y pacífico que parece que salgo de mi línea. Es un remanso de paz en este mundo tan revolucionado y en crisis”, mencionó.
Explicó que disfruta conocer costumbres y lugares diferentes, aunque remarcó que “Islandia es un mundo de contrastes al que no estamos acostumbrados”.
Así, al considerar que la vida cotidiana resulta difícil ante los largos inviernos que enfrentan, con la consecuencia de que viajar hacia el país nórdico produce cansancio, ella intentó explotarlo al máximo para inspirarse en la pintura y la fotografía.
La cultura islandesa y su población son de las más desarrolladas del mundo, con una tradición literaria y parlamentaria, ya que “estás ante paisajes tan maravillosos que no quieres ni parpadear, además la gente es muy culta y disfruta de leer mucho”.
Para Daniel Goldin, director de la Biblioteca Vasconcelos, contemplar las fotografías de Lobo permite hacer una suerte de metáfora de la propia soledad cósmica, ya que aunque parezca un lugar alejado del entorno mexicano, lo toca profundamente.