Bajo la dirección de José Manuel Lira, el montaje se presentó en una función especial la noche de este jueves en el Teatro Helénico, de esta capital. Al finalizar, Concepción Baixeras, Manuel Hernández y Joaquín García compartieron con el público su sentir.
Concepción Baixeras, quien llegó a los 13 años de edad a este país, expresó que fue muy emocionante volver a vivir todo aquello sobre todo el principio de todo, “de nuestros padres, de toda nuestra familia y después Morelia”. Agradecida y emocionada, abundó que todo fue inolvidable y maravilloso como se ha dicho, exactamente lo que pasaba está manifestado en la obra.
“No puedo hablar porque desconozco, he visto la historia de los niños de Morelia en sus partes esenciales, me parece perfecto. Esta situación de los niños de Morelia, que siempre seremos mexicanos y españoles”, expresó Joaquín García, quien llegó a México a los 12 años de edad.
Luis Fernández-Cid, embajador de España en México, comentó que una guerra siempre es triste por todo lo que ocasiona, como lo fue la separación de niños y sus familias. “México abrió los lazos para acoger primero a los niños y después a un gran número de refugiados que vinieron de España, a quienes les brindó la oportunidad de iniciar una nueva vida”.
En su oportunidad, Álvaro Hegewisch, director del Centro Cultural Helénico, mencionó que es un honor tener en este espacio a tres niños de Morelia, “es un día muy especial; soy gente de teatro y creo que tiene esta fuerza de volver al presente a la memoria de hechos pasados, así que hoy vivimos parte de lo que vivieron los niños de Morelia, es un ejemplo que debe llegar a las nuevas generaciones”.
La puesta en escena “Los niños de Morelia” contó con las actuaciones de Andrómeda Mejía, César Chagolla, Ditmara Náder, Ivonne Márquez y Noel Díaz, y el acompañamiento musical en vivo de Francisco Buentello.
La obra versa sobre los hechos acaecidos hace 80 años, en el punto más crítico de la Guerra Civil de España, cuando 456 niños españoles fueron recibidos en México por invitación del entonces presidente Lázaro Cárdenas, como un acto de solidaridad que selló la hermandad de ambos países.