Crean alegorías entre el teatro y el futbol

En las historias teatrales hay vencedores y vencidos, en el fútbol también. Ambos son una representación del bien contra el mal, los directores de un equipo crean estrategias de forma similar a uno de teatro; su trabajo se desarrolla siempre en vivo, en relación directa con el público.

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Estas son algunas de las consideraciones planteadas por Ricardo García Arteaga, director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), en el inicio del Coloquio Internacional Teatro y Futbol, Reflexiones Sobre una Pasión, que tiene como sede el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.

En la primera sesión, que se llevó a cabo este miércoles 14 de agosto, participaron los directores Ignacio Escárcega, Martín Acosta, Fausto Ramírez y la actriz argentina Mariana Jiménez. Las citas posteriores serán los miércoles 21 y 28 del mismo mes,

Ricardo García Arteaga expresó que el futbol es una deporte de masas y el teatro intenta hacer algo similar, en el sentido de que su labor aspira a ser vista por la mayor cantidad posible de personas. Desde luego que nada se compara con las cifras de ese deporte, pero consideramos que es necesario al menos intentarlo.

Así que esta serie de conferencias pretende darle más valor social al teatro como lo tiene el futbol, es como crear porras o hinchas para las obras que se montan en el país; se trata de que alguna puesta en escena le deje algo al público, de manera similar a lo que hacen los jugadores y los partidos. Como podemos ver, la gente de teatro también se apasiona por este deporte, como Juan Villoro que será uno de los participantes en el ciclo, refirió Ricardo García Arteaga.

Ignacio Escárcega relató que el recuerdo más intenso que tiene de su infancia es cuando asistió a un partido de futbol. Antes de hacerme seguidor lúcido y lúdico de los pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, adoraba al equipo de mi padre, el Cruz Azul de los setenta. La primera vez que fui al Estadio Azteca fue para ver a este equipo enfrentando a los Panzas Verdes del León. Sabía a lo que iba: ver en vivo y en directo al portero de los cementeros, por aquel entonces conocido como el Supermán Miguel Marín.

Una vez en el estadio me alejé de mi familia para acercarme lo más posible, llegué a nivel de cancha para gritarle a Marín ‘eres mí héroe’. Me pareció injusto que no volteara ni a verme, pero minutos después salvó un gol, en un mano a mano frente a un mortífero delantero: Salomone. El balón pegó en un poste. Esa imagen me ha seguido durante muchos años. Jugué mucho futbol en la cuadra con los amigos del barrio, lo hacía como si fuera el holandés Johan Cruyff.

Para Ignacio Escárcega el sentido de estas conferencias es el de darle un toque lúdico a una reflexión que puede ser profunda, pues consideró que mientras el futbol cuenta con miles de fanáticos en sus partidos, el teatro mexicano atraviesa por una profunda crisis de público.

Esperamos que la gente asista a las obras con la misma pasión. Eso cambiaría las cosas para el arte escénico en el país de manera radical. Pero sabemos que todo es parte de un proceso, así que al igual que hacen los seguidores de un equipo, me interesó participar en este ciclo para aportar algo, para ayudar a desarrollar en equipo una jugada que nos haga seguir adelante en el torneo.

Mariana Jiménez confesó tener el corazón dividido, pues en su infancia en la provincia de Buenos Aires su familia estaba dividida entre los seguidores del River Plate y los del Boca Junior. El primero era el equipo de mi padre y eso provocaba serios enfrentamientos entre mis tíos y primos, de un lado se colocaban los bosteros y del otro las gallinas. En otro plano, el político, también había diferencias pues estaban los peronistas y los antiperonistas.

Desde entonces descubrí que la vida depende del lado en que te coloques, que al defender a unos u otros, la pasión se despierta. Mi pareja es mexicano, actor y le va al Santos Laguna, pues es de Torreón, Coahuila, así que cuando su equipo salta a la cancha todo se detiene, para él eso es tan importante como si estuviéramos a punto de estrenar.

Sobre el vínculo entre teatro y fútbol me parece necesario resaltar que el punto más fuerte y necesario en ambos es el trabajo en equipo, algo básico que a los teatreros nos cuesta sangre entender. La pasión es necesaria, desde luego, pero también la estrategia y la capacidad para enfrentar al rival, para superar las adversidades y lograr los mejores resultados.

Fausto Ramírez tituló su presentación como Estampas futboleras de un pambolero, en la que primero comentó que siempre he pensado, después de alguna olvidable función de mis obras, que llegará en cualquier momento la Comisión Disciplinaria para suspenderme durante dos o tres temporadas o ya de plano de por vida.

Las estampas futboleras se refieren a la visión que tiene de no sufrir si su equipo pierde, aunque reconozco que a veces aconsejo a mis actores, cuando se azotan por un ensayo, que no se preocupen, es sólo teatro. Les digo y me voltean a ver con una mirada llena de palabras altisonantes, porque para ellos no hay nada más importante que el teatro. Así que es cierto, en ambos se trata de la pasión, de vivir el quehacer escénico como si se tratara de llegar a la Copa del Mundo, pero también de divertirse y disfrutar lo que se hace.