Las nuevas excavaciones han revelado un edificio funerario que formaba parte de la gran necrópolis de la antigua Vía Latina, una de las principales calzadas romanas, y en el que se observan urnas cinerarias empotradas en las paredes y que se ha podido fechar en el siglo II d.C, informó la Superintendencia especial de arqueología de Roma.
Dos metros por debajo del nivel actual de la calle Luigi Tosti, ha aparecido un altar funerario de mármol blanco perfectamente conservado, en el que se encuentra un epígrafe dedicado a una niña dice: "Valeria P F Laeta vixit annis XIII m VII", que los expertos han traducido como "Valeria Laeta hija de P[ublio] vivió 13 años y 7 meses".
Además, se han descubierto algunos fragmentos de un sarcófago de mármol blanco, con una de las piezas con un bajorrelieve bien conservado que representa una escena de caza: una leona y un cazador a caballo, se explica en un comunicado.
Según los expertos, el pequeño columbario, de 4 por 3 metros, fue construido en toba, una piedra caliza muy porosa y ligera, y estaba compuesto por muros de 80 centímetros de altura recubiertos de un revestimiento de ladrillo de excelente factura.
Las paredes estaban cubiertas de yeso pintado de color amarillo y rojo, emulando las losas de mármol.
El edificio se encontró derrumbado y muy dañado, por lo que no se puede descartar que fuera derribado mecánicamente durante la urbanización del distrito en la década de 1930.
La Vía Latina, una de las principales calzadas romanas, está considerada una de las más antiguas y comunicaba la capital con el sur en un recorrido de unos 200 kilómetros.