El pasado 29 de octubre, el director del FCE, José Carreño Carlón, inauguró esta librería ubicada en Palermo, uno de los barrios más atractivos de Buenos Aires y en donde se ha formado un nuevo y convocante circuito literario.
La apertura, en la que participaron escritores, periodistas y editores, culminó una obra que tardó 13 años y que demandó una inversión de tres millones de dólares tan sólo en la moderna obra arquitectónica diseñada por el fallecido artista Clorindo Testa.
Desde entonces, en el mundo cultural de esta ciudad la visita a la librería de la editorial mexicana se transformó en un asunto pendiente, tanto por la variada oferta de títulos latinoamericanos como por su amplia gama de actividades, ya que también es un centro cultural.
Como la librería se abrió a finales de octubre, en el patio se instaló una ofrenda para conmemorar el Día de Muertos, que es cada vez más popular en Argentina.
Además, los poetas Mercedes Álvarez, Alicia Genovese, Roberto Raschella y Horacio Zabaljáuregui leyeron a autores mexicanos como Jaime Sabines y Sor Juana Inés de la Cruz, en un evento que se tituló “Expresiones de la muerte en México”.
La librería se destaca por su organizada sección de títulos infantiles, a lo que sumó actividades como talleres para hacer calaveritas, más el ciclo “El postre del domingo”, en el que los años están invitados a escuchar cuentos leídos por diferentes autores.
En estas pocas semanas la actividad de la librería ha sido intensa, pues se presentaron los libros “El volcán y el sosiego: una biografía de Gonzalo Rojas”, de Fabienne Bradu y “México en Sur”, la antología de Gerardo Villadelángel sobre autores o temas mexicanos difundidos aquí entre 1931 y 1951.
También se presentaron "El socialismo romántico en el Río de la Plata", de Horacio Tarcus y “Mitomanías de los sexos”, de Eleonor Faur y Alejandro Grimson y la ilustradora francesa Mandana Sadat firmó ejemplares en la librería.
El próximo domingo, la librería celebrará el aniversario de la Revolución Mexicana con una charla sobre la novela surgida en la época, más una degustación de “burritos” y tequila como legado gastronómico, partidas del juego de la Lotería y un espectáculo de corridos.