“Lo vi por televisión y me dije que algún día iba a estar ahí”, explicó. Y lo ha cumplido porque a partir de ese momento cada vez fue más persistente en buscar retos por superar.
“Era una atleta de alto rendimiento y siempre me ha gustado el deporte. En casa -con mis dos hijas- así como el comer y dormir, también está el deporte como prioridad”, afirmó Hernández San Juan.
La atleta de origen cubano tiene como objetivo recorrer 100 millas en cada continente, en cinco terrenos distintos y hasta el momento lleva cuatro desde Suecia, Australia, Sudáfrica, Israel y Chile.
“Para tener una buena preparación debo correr entre 40 y 50 kilómetros diarios, este desafío lo considero como el más grande de cualquier otra competencia”, añadió.
En septiembre, Nahila Hernández cruzará los mil 300 kilómetros del desierto chileno de Atacama, considerado como el más árido del orbe y desde luego el más peligroso por todos los elementos que se encontrará.
“La preparación es más mental, que es importante, se debe tener experiencia. Lo físico se supera con la preparación mental y en lo personal hago yoga y meditación”, afirmó.
La atleta no ocultó la satisfacción que siente cuando se le pregunta del por qué hace este tipo de competencias en lugares extremos, “me gusta y lo disfruto, son retos que me pongo, y correr en el desierto es en donde disfruto más”.
La ultramaratonista sostuvo que en este tipo de competencias siempre se viven diversas experiencias, que van desde perder el rumbo de la carrera, hasta terminar enferma por la comida.
“Por eso ahora tengo mucho cuidado en lo que como. Ahora estudio la zona, y desde luego al país en donde se realizará la prueba. En Australia me enferme del estómago y luego tuve que ir al Museo de Historia Natural para saber con qué panorama me debía enfrentar”, abundó.
La mexico-cubana expuso que “el año pasado cumplí con el reto de los Grand Slam, fueron cerca de 800 kilómetros en cada uno y los cumplí”.
Las carreras que Hernández completó en 2014 fueron los 162 kilómetros en Suecia con un crono de 21.50 horas; luego 111 km en el desierto de Atacama, en Chile, con un tiempo de 13:07 horas; además de 162 km en Sudáfrica con 21:53, Australia con 175 km en 35:55 horas y finalmente los 166 km en Israel en donde detuvo el reloj en 25:52.
“Fueron una serie de carreras que disfrute mucho, proponer otra manera de hacer carreras de ultramaratón, en diversos tipos de terreno”, agregó.
