El Ministerio de Economía señaló hoy que su titular, Pierre Moscovici, ha tomado nota de esa decisión y recuerda la "resolución del Ejecutivo de continuar con su agenda de reformas ambiciosas a favor de un crecimiento más equilibrado, duradero y solidario".
En ese comunicado se hace hincapié también en que "la deuda francesa es una de las más líquidas y seguras de la zona euro, y se beneficia actualmente de tasas históricamente bajas", lo que se interpreta como una "prueba de la confianza reafirmada de los inversionistas".
"En su decisión, Fitch saluda los compromisos del Estado en materia de finanzas públicas y las reformas del pacto nacional de competitividad", añade el Ministerio, que destaca también cómo se ha reconocido que "Francia es un país sólido que dispone de una economía rica y diversificada".
Fitch sigue siendo la única gran agencia de calificación que otorga la máxima nota financiera al país, después de las rebajas de Standard & Poor's en enero y de Moody's en noviembre, y señala que aunque existe un 50 por ciento de posibilidades de que acabe rebajando la calificación, tratará la cuestión en 2013.
La entidad apunta que el mantenimiento de la triple A se sustenta de momento por la diversificada economía del país, la estabilidad de sus instituciones políticas, civiles y sociales, y su flexibilidad financiera.
No obstante, critica la rigidez del mercado laboral, y recalca que "la nota es potencialmente sensible a decisiones que pudieran incrementar la deuda pública" como consecuencia de una "intervención del Estado en la economía y la industria nacional".
Los medios han interpretado ese punto como una advertencia sobre la amenaza de nacionalizar los altos hornos que el líder siderúrgico ArcelorMittal tiene en Florange (noreste), lanzada en noviembre por el Ejecutivo, y que se acabó descartando tras llegar a un acuerdo con el grupo para mantener la actividad.