Las finanzas de la OEA, con sede en Washington, han ido en "declive en la última década" hasta llegar a un punto crítico que no es "sostenible" en el futuro, aseguró ante el pleno del organismo el presidente del Comité de Auditoría, Martin Rubenstein, quien elaboró el reporte.
Durante los últimos diez años, contó Rubenstein, "la organización ha mantenido un saldo en efectivo negativo".
El principal motivo de esto es que la OEA no recibe suficiente dinero por parte de los países miembros, que deben contribuir con cuotas de afiliación para pagar la nómina de sus trabajadores, según expuso el auditor.
Para solventar esta situación, acotó Rubenstein, la organización decidió tomar préstamos de unos "fondos específicos" para poder cumplir con los pagos a su personal y, a medida que llegan las cuotas, reponer las deudas.
Los préstamos "se dan hasta cuatro veces en un año, el más alto fue de 24.5 millones de dólares (en 2020). Este es un camino peligroso", subrayó el presidente del comité de auditoría.
A su vez, según el informe, los países miembros han votado para mantener bajos presupuestos en la organización "basados en sus intereses personales" y no en el bien de la organización.
"Es hora de empezar a asumir que la OEA está en crisis porque francamente lo está", sentenció Rubenstein.
La OEA, fundada en 1948, se financia con las contribuciones de los 32 Estados que forman actualmente parte del organismo. Estados Unidos es el país que más dinero aporta: en 2022, su cuota asignada fue de 45 millones de dólares, que representaba un 50 % del dinero del fondo regular para ese año, según datos de la organización.