Las dos ideas figuran en el último documento presentado por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que busca forjar un compromiso entre unos divididos Veintisiete.
En concreto, Van Rompuy propone ampliar a 40 horas semanales la jornada laboral de los funcionarios "sin ajustes salariales" y limitar las prejubilaciones.
También plantea una reducción de los días libres que reciben para viajar a sus países y del dinero que reciben para ello.
Las medidas afectarían al personal de todas las instituciones con el objetivo de ahorrar costes y mejorar la eficiencia, según el borrador de conclusiones de la cumbre comunitaria presentado por Van Rompuy a los líderes.
Estas propuestas recogen en parte las demandas presentadas por el Reino Unido, que ha hecho especial hincapié en la necesidad de que los "eurócratas" se aprieten el cinturón.
Van Rompuy, sin embargo, no plantea reducciones adicionales en la partida de gastos de administración de la Unión Europea.
Londres había propuesto recortar 6.000 millones de euros en ese ámbito, a través de bajadas de sueldos y retrasos en la edad de jubilación de los funcionarios.