Los demócratas llevaron un reloj de arena a la rueda de prensa que ofrecieron a los pies del Capitolio de Estados Unidos como símbolo de este paso del tiempo.
"Cada grano de arena (de este reloj) que cae es una persona que ha sido deportada porque no hemos hecho nada" para aprobar la reforma migratoria, dijo el representante demócrata por Nueva York Joe Crowley.
Los demócratas aseguran que tienen los votos suficientes para aprobar la reforma migratoria en la Cámara de Representantes, pero el problema es que los líderes republicanos no quieren llevar la propuesta de ley al pleno.
Los legisladores demócratas dieron de plazo a sus colegas republicanos hasta el 4 de julio para poner una fecha para la votación en la Cámara de Representantes del proyecto de reforma migratoria.
"El 4 de julio es la fecha. Si no vemos acción legislativa de parte de la mayoría republicana antes del 4 de julio, sabemos que no va a haber acción y de no haber acción nosotros esperamos que el presidente utilice sus poderes legislativos" para parar las deportaciones de inmigrantes, dijo el demócrata por Illinois, Luis Gutierrez.
Esta fecha no supone, según Gutierrez, un ultimátum. "Sencillamente el tiempo se acabó porque todos saben que no vamos a regresar aquí en septiembre a aprobar la legislación proinmigrante cuando nos quedan cinco o seis días legislativos antes de las elecciones" de noviembre, manifestó.
"O se hace antes del receso de agosto o la comunidad puede tener bien claro que no va a haber reforma en este Congreso", añadió Gutierrez, al que muchos consideran en Washington "el campeón de la reforma migratoria" por su dedicación a esta causa.
Obama decidió esta semana retrasar hasta después del verano la revisión de su política de deportaciones, a pesar de las presiones para detener las expulsiones récord de indocumentados de su mandato y de que en marzo había prometido hacerlo.
La Casa Blanca argumentó que retrasó la revisión de la política de deportaciones para "dar espacio a la Cámara de Representantes para arreglar el roto sistema de inmigración". Obama, que ha deportado a más de dos millones de indocumentados desde que llegó a la Casa Blanca, prometió en marzo realizar una revisión de la política de deportación del Departamento de Seguridad para buscar una forma "más humana" de hacer cumplir la ley.
La reforma migratoria ha sido hasta ahora una de las promesas incumplidas de Obama, que renovó su mandato en 2012 gracias en buena parte a los votos de los hispanos. De aprobarse, la medida ofrecería alguna salida legal para los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país.
Sin embargo, la reforma migratoria, cuyo borrador ya aprobó el Senado, está estancada en la Cámara de Representantes del Congreso, donde la mayoría republicana ha impedido hasta ahora que se vote en el pleno.