Veinte años del EZLN: La guerrilla indígena que sacudió a México

El 1 de enero de 1994 miles de indígenas del estado de Chiapas, cansados de la marginación y el abandono, se levantaron en armas en el sureste de México bajo el mando del "subcomandante Marcos".

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Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Los soldados celebraban en su cuartel la llegada del año nuevo cuando los rebeldes, armados con viejos rifles, escopetas y una que otra arma de alto poder, declararon la guerra en nombre del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Veinte años después, con el conflicto aún sin resolverse, los indígenas de Chiapas continúan en la marginación, pero las comunidades rebeldes avanzaron en la construcción de gobiernos autónomos y los analistas afirman que el movimiento zapatista contribuyó a generar una transformación en México.

"Siguen existiendo sectores del país oprimidos y marginados, pero los indígenas de México nunca volverán a estar como antes de 1994", expuso en entrevista con dpa Gonzalo Ituarte, que integró la extinta Comisión Nacional de Intermediación entre el gobierno y la guerrilla.

"El movimiento zapatista generó una dinámica en los pueblos indios del país que alteró y cambió la realidad" en cuanto a su desarrollo económico, la conciencia nacional sobre el tema indígena y en las leyes, afirmó.

Sin embargo, según el sociólogo Daniel Villafuerte, del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, la lucha zapatista no ha valido la pena porque las cifras oficiales indican que los indígenas siguen igual o peor de marginados y empobrecidos.

"Se movió todo durante estos 20 años pero no cambió la condición de vida de muchísima gente en Chiapas", señaló.

Ataviados con pantalón verde, casaca café, con los rostros cubiertos con paliacates o pasamontañas, aquella madrugada del 1 de enero los rebeldes zapatistas dijeron "Ya basta" mediante la Primera Declaración de la Selva Lacandona.

Ante la incredulidad de la población que recibía el año nuevo, tomaron por asalto comunidades como Las Margaritas, Ocosingo, Altamirano y San Cristóbal de Las Casas.

En San Cristóbal, residentes y turistas nacionales y extranjeros que festejaban en las calles vieron pasar a cientos de zapatistas gritando arengas. Creyendo que se trataba de un espectáculo propio de la celebración, les aplaudían y vitoreaban.

Los rebeldes sometieron a decenas de policías. Otros comandos liberaron a cientos de indígenas que estaban recluidos en las prisiones.

El movimiento indígena llamó la atención a nivel mundial y recibió el apoyo moral de organizaciones de muchos países y de México. Su popularidad se debió a la habilidad y el carisma de su jefe militar y vocero, el "subcomandante Marcos", para comunicar las demandas de los indígenas del sureste de México.

Enfundado en su uniforme, con sus desgastadas botas, paliacate, boina y su tradicional pipa, sin faltarle su metralleta y la pistola al cinto, el moderno líder guerrillero, que desde hace cinco años no aparece en público, se convirtió en un ícono.

Los combates entre rebeldes del EZLN y fuerzas regulares duraron los primeros 12 días de enero de 1994. Los más cruentos ocurrieron en el municipio de Ocosingo.

Decenas de cadáveres de indígenas y militares quedaron tirados en caminos, montañas, en calles de Altamirano y San Cristóbal y en el mercado de Ocosingo.

El alzamiento armado del EZLN coincidió con la entrada en vigor, ese mismo día, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre Estados Unidos, México y Canadá.

"El zapatismo provocó una gran fractura al proceso de fantasía que se estaba llevando a cabo al creer que México entraba al primer mundo con el TLC", dijo Ituarte.

El 21 de febrero de 1994 comenzó un proceso de diálogo en la catedral de San Cristóbal de Las Casas entre el gobierno y la guerrilla, que concluyó en los primeros días de marzo y no llevó a resultados.

En abril de 1995 se iniciaron los diálogos de paz en San Andrés Larráinzar y, tras diez meses de intensas y ríspidas negociaciones, el 16 de febrero de 1996 el EZLN y el gobierno firmaron un acuerdo sobre derechos y cultura indígena, que reconocía el derecho de las comunidades a la autonomía.

Fue apenas en 2001 cuando la iniciativa fue finalmente enviada al Congreso por el presidente Vicente Fox, pero se aprobó una versión diluida y el EZLN suspendió todo contacto con el gobierno, estatus que se mantiene al cumplirse 20 años de iniciado el conflicto.

Los zapatistas siguieron adelante, por su cuenta, con sus planes de autonomía con la creación de cinco "caracoles", sedes de las "juntas de buen gobierno" de las comunidades autónomas zapatistas.

En los últimos 13 años, afirma Villafuerte, los rebeldes entraron en una fase de reconversión de su condición original militar a una de organización civil, política y territorial.

Para Gerardo González, investigador del Colegio de la Frontera Sur, el EZLN está en una fase de transición con un cambio generacional, de mandos y de nuevos cuadros y su silencio actual dice mucho. En su opinión los rebeldes zapatistas sí viven mejor que antes, gracias a su proceso de autonomía.

A dos décadas de su alzamiento los rebeldes celebrarán el próximo 1 de enero en sus cinco "caracoles" y lo harán con una fiesta que estará "abierta a todos, menos a la prensa", según anunció en un comunicado el "subcomandante Moisés".