Durante la primera etapa del plan, solo los residentes y ciudadanos neozelandeses -a excepción de las personas que hayan estado en los 14 días previo a su viaje en lugares declarados como foco de coronavirus- podrán desplazarse a los estados australianos de Nueva Gales del Sur y el Territorio Norte.
"Este es la primera etapa de lo que esperamos resulte en una 'burbuja trans-Tasman' entre los dos países y no solamente entre los estados y territorios", dijo en Camberra el viceprimer ministro, Michael McCormack, en alusión al nombre en inglés del Mar de Tasmania (Tasman Sea) que separa a Nueva Zelanda y Australia.
De momento, los viajeros desde Australia no podrán viajar a Nueva Zelanda y Camberra.
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, indicó antes del anuncio que su país mantiene la obligatoriedad de guardar un periodo de dos semanas de aislamiento para los neozelandeses o residentes que regresen desde Australia.
Ambos países cerraron sus fronteras internacionales desde que se declaró en marzo la pandemia de la COVID-19, permitiendo solo la entrada de sus residentes y ciudadanos.
Nueva Zelanda, cuyo gobierno ha sido elogiado mundialmente por la gestión de la pandemia, acumula unos 1,500 casos de coronavirus, entre ellos 25 muertos, mientras Australia supera los 27,100 casos, y 890 fallecidos, de los cuales 802 se produjeron en Victoria.