Cruceros y casinos para los nuevos proyectos turísticos norcoreanos

La hermética Corea del Norte busca echar mano de casinos y cruceros para renovar su proyecto turístico del Monte Kumgang, donde ha prescindido de la colaboración de Corea del Sur y quiere, en solitario, atraer nuevos visitantes.

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Corea del Norte

El primero de los cruceros, más parecido a un barco de carga que a un hotel de lujo flotante, llegó la semana pasada al nuevo Kumgang con un centenar de turistas, la mayoría chinos, procedentes de Rason, otra región norcoreana más al norte que quiere atraer capital.

Corea del Norte quiere empezar a administrar por su cuenta el complejo de Kumgang, considerado un ejemplo de la cooperación entre las dos Coreas desde su inauguración en 1998 hasta 2008, cuando la muerte de una turista surcoreana por disparos de un soldado del Norte obligó a suspender los viajes.

Seúl se ha negado a reanudar el proyecto conjunto hasta que existan garantías claras de que ese incidente no se volverá a repetir, mientras que Pyongyang ha perdido la paciencia y ha decidido explotar el paraje montañoso con sus propios medios.

El pasado mes, el régimen de Kim Jong-il decidió congelar y disponer como considere conveniente las propiedades surcoreanas en el complejo fronterizo conjunto, que incluyen un campo de golf, hoteles y restaurantes por valor de casi 300 millones de dólares.

El plan norcoreano, que podría echar a andar oficialmente en octubre, contempla el desarrollo de las zonas hoteleras, ahora hogar del polvo y el abandono, y la creación de un casino, principal reclamo para atraer turistas chinos y las tan necesitadas divisas.

"El crucero (de la semana pasada) no fue más que un intento de Corea del Norte de presionar a Seúl para que reanude las visitas de surcoreanos. Sus planes de atraer turistas chinos no van a ser rentables", asegura Yang Un-chul, experto sobre asuntos intercoreanos del surcoreano Instituto Sejong.

Según su opinión, el nuevo enfoque que quiere dar Pyongyang a la zona montañosa de Kumgang no tiene futuro, porque los chinos están principalmente interesados en visitar el paraje, considerado uno de los lugares más hermosos de Corea por los surcoreanos.

Hasta 2008, decenas de miles de surcoreanos eran autorizados a visitar anualmente Kumgang, que se encuentra al otro lado de frontera que divide a los dos países desde la Guerra de Corea (1950-53) y a donde se llega fácilmente en autobús.

Cada surcoreano pagaba unos 100 dólares para poder ingresar durante unos días al único lugar de Corea del Norte que le estaba permitido pisar y allí realizaban cuantiosos desembolsos en dólares, que eran una de las pocas fuentes de divisas del depauperado régimen comunista.

"Las nuevas intenciones de Pyongyang de atraer a chinos pudientes a Rason y Kumgang con casinos y hoteles no darán frutos, ya que para eso siempre tendrán Macao (antigua colonia portuguesa en China y ahora capital del juego en Asia)", indica Yang.

Pese a que los casinos y el juego parecerían chocar con la férrea doctrina comunista norcoreana, el régimen de Kim Jong-il lleva años intentando convertir en "su propio Hong Kong" la zona nororiental de Rason, donde el desangelado Hotel-Casino Emperador brega por seducir a turistas chinos.

Personas que han tenido la posibilidad de viajar desde la frontera china hasta ese casino hablan de un trayecto de cinco horas por carreteras en mal estado, aunque China se ha comprometido a invertir en la zona para convertirla en un centro logístico.

Expertos surcoreanos e incluso chinos creen que pocas compañías se atreverían a invertir las ingentes cantidades de dinero necesarias para poder hacer negocios turísticos en zonas de la anacrónica Corea del Norte como Rason o Kumgang.

Hasta el momento, la empresa surcoreana Hyundai Asan, el primer operador turístico de Kumgang hasta 2008, es la única interesada en continuar trabajando en esa zona, que parece condenar al entendimiento a las dos Coreas, ya que solo los surcoreanos se impacientan por visitarla.