EE.UU. pide en la ONU reabrir los puntos de entrada de la ayuda humanitaria en Siria

El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, llamó este lunes al Consejo de Seguridad de la ONU a autorizar la reapertura de dos cruces fronterizos utilizados para suministrar ayuda humanitaria en Siria y cerrados por insistencia de Rusia, que ahora aspira a clausurar el único punto de acceso que permanece operativo y a canalizar todo el apoyo a través de Damasco.

Blinken, que presidió una reunión por videoconferencia del Consejo, defendió la importancia de que los tres cruces puedan ser utilizados para garantizar que todos los sirios, especialmente los que viven en el norte del país, reciban la ayuda que necesitan.

“Volvamos a autorizar los dos cruces fronterizos que han sido cerrados y a reautorizar el que permanece abierto. Demos más vías, en lugar de menos, para entregar alimentos y medicinas a los sirios. Comprometámonos a usar la vía más rápida y segura para llegar a gente que está hambrienta y muriendo por falta de medicamentos”, señaló.

La cuestión de la ayuda transfronteriza en Siria ha supuesto en los últimos años duros choques entre los miembros del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas.

El actual mecanismo de entregas humanitarias transfronterizas fue aprobado en julio del año pasado como un acuerdo de mínimos, dejando abierto únicamente un cruce con Turquía, después de que Rusia -el gran aliado del Gobierno sirio- y China frenasen hasta cuatro propuestas distintas para mantener un acceso más amplio.

El acuerdo tiene validez para un año, por lo que en los próximos meses el Consejo de Seguridad deberá decidir sobre su renovación, antes de que expire en julio.

En las últimas sesiones sobre el tema, las potencias han mostrado que las posturas siguen siendo muy distantes, con Rusia abogando por el cierre del cruce de Bab al Hawa, el único operativo, mientras que países como EE.UU. y sus aliados europeos quieren que la lista se amplíe.

Moscú defiende que las entregas de ayuda desde Turquía, gestionadas por Naciones Unidas, benefician a grupos “terroristas” en zonas del norte del Siria que no están bajo el control del Gobierno de Bachar al Asad, por lo que quiere que toda la ayuda se canalice desde dentro del país, cruzando el frente militar.

Los servicios humanitarios de la ONU, mientras, defienden la importancia de las entregas transfronterizas, de las que asegura que dependen millones de personas en el norte del país, e insisten en las dificultades que plantea el atravesar líneas armadas.

Blinken defendió que el Consejo de Seguridad debe reabrir cruces para garantizar que la ayuda humanitaria llega de la forma más rápida y segura a quien la necesita.

“A pesar de nuestras diferencias tenemos que encontrar una forma de actuar para ayudar a la gente”, insistió.

Según indicó este lunes el jefe humanitario de la ONU, el británico Mark Lowcock, de los algo más de 4 millones de personas que viven en el noroeste de Siria, un 75 % dependen de la ayuda humanitaria y casi un 85 % reciben apoyo cada mes gracias a la operación internacional a través de la frontera turca.

Mientras, Lowcock dijo que alrededor de 1.8 millones de personas requieren asistencia en zonas del noreste sirio fuera del control del Gobierno y dijo que, aunque se han aumentando los convoyes desde el interior del país, ello no compensa lo que se perdió al cerrar el cruce fronterizo que se usaba para apoyar a esa zona.