EE.UU. se opone a la normalización de las relaciones con Al Asad tras el terremoto

Estados Unidos se comprometió este miércoles a ayudar a los sirios a superar la crisis humanitaria provocada por el devastador terremoto pero advirtió que se opone a que la comunidad internacional normalice las relaciones con el Gobierno de Bashar al Asad.

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El presidente de Siria, Bashar al Asad, en una fotografía de archivo. EFE/Lucas Dolega

"Apoyamos que todos los países hagan lo posible para enviar ayuda humanitaria a Siria tan rápido como sea posible. Lo que no apoyamos es una normalización de las relaciones con el régimen de Al Asad", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en su rueda de prensa diaria.

El portavoz dijo que el Gobierno de Joe Biden es "consciente" de las necesidades humanitarias del pueblo sirio, pero también subrayó que Al Asad es el "responsable" de que el país, que lleva casi 12 años en guerra, se encuentre en una situación tan delicada.

"Seguiremos defendiendo ante nuestros socios en todo el mundo que ahora no es momento para la normalización de las relaciones", reiteró Price.

El vocero de la diplomacia estadounidense recordó que su país está enviando ayuda humanitaria tanto a las zonas oficialistas como a las zonas rebeldes de Siria, un apoyo que ha canalizado a través de ONG sobre el terreno y no a través del Gobierno de Al Asad.

La semana pasada, Estados Unidos anunció que permitirá durante 180 días todas las transacciones a Siria relacionadas con la respuesta a los terremotos, de forma que las sanciones no entorpezcan el envío de asistencia.

El Gobierno de Al Asad accedió el lunes a autorizar el uso de dos pasos fronterizos con Turquía para hacer llegar ayuda a las regiones opositoras a Damasco.

Su luz verde ha permitido a la ONU ingresar su primer convoy a las zonas rebeldes golpeadas por los terremotos a través del cruce de Bab al Salam, fuera de alcance desde 2020.

Los sismos en Turquía y Siria, de potencia 7.7 y 7.6 en la escala de Richter, respectivamente, se produjeron el 6 de febrero y el recuento oficial de muertos supera los 35,000 en ambos países, cifra que se prevé siga aumentando.