El Ejército de Tailandia y la política

La Tailandia moderna ha vivido numerosas intervenciones del Ejército en la vida política del país, cada vez que los militares consideraban al gobierno de turno demasiado débil o corrupto, o veían peligrar la unidad o la monarquía.

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La primera Carta Magna se estableció tras un golpe de Estado en 1932. En junio de ese año el rey tuvo que anunciar la nueva Constitución que convirtió a la antigua Siam en una monarquía constitucional. El descontento con el sistema totalitario había crecido a causa de la crisis económica mundial de aquellos años.

Desde entonces ha habido 18 golpes de Estado, tanto exitosos como fracasados. La actual Constitución rige desde otra asonada que hubo en 2006.

Y aunque la frecuencia de los golpes ha disminuido, los analistas creen que la cultura política que los hace posibles sigue vigente en Tailandia.

En lo más álgido de la Guerra Fría, el Ejército era considerado el auténtico poder en la sombra del Estado. Apoyada por ayuda y asesoramiento de Estados Unidos, la propaganda estatal subrayaba el papel de la nación, la religión y la monarquía como símbolos de unidad frente al comunismo. Y el Ejército era el supuesto garante de todos estos pilares.

En 1973 y 1976 los militares dispararon contra manifestaciones estudiantiles y mataron a cientos de personas en acciones defendidas como una lucha contra la infiltración comunista y para proteger la soberanía del país.

Con el tiempo, la amenaza comunista cesó y los golpes empezaron a ser vistos cada vez más como un método de los militares para controlar el poder civil.

En febrero de 1991 los militares afines al rey destituyeron al gobierno del primer ministro Chatichai Choonhavan, alegando corrupción y nepotismo. En las elecciones de 1992 el más votado fue el Partido Democrático, y bajo el Ejecutivo de Chuan Leekpai se redujo la influencia de los militares.

Tras años de gobierno civil, en septiembre de 2006 los militares aprovecharon un viaje al extranjero del primer ministro Thaksin Shinawatra para dar otro golpe, después de meses de crisis política.

Tres días después de la asonada pacífica el rey Bhumipol reconoció a las autoridades militares y con elecciones parlamentarias en diciembre de 2007 el país volvió a la democracia 15 meses después.

Tras la imposición de la ley marcial hoy en el país, el Ejército aseguró que no se trata de un golpe de Estado y que el gobierno sigue en funciones, aunque los militares se hacen cargo de controlar la seguridad para evitar más muertes. (DPA)