Miles de jóvenes iraquíes se lanzaron a las calles el 1 de octubre del año pasado para exigir que el Gobierno cumpliera con sus obligaciones y asegurara el funcionamiento de servicios básicos en un país devastado por décadas de guerra y el fin de la corrupción endémica en Irak.
Estas manifestaciones, que fueron especialmente violentas en Bagdad y en el sur del país, demandaron el fin del régimen sectario provocando la dimisión del entonces Gobierno de Abdelmahdi un mes después, y pidieron la formación de un gabinete independiente que hiciera justicia a los muertos durante las protestas y convocara elecciones anticipadas.
"Este Gobierno está basado en la hoja de ruta impuesta por el movimiento, los agravios y las aspiraciones del pueblo iraquí, y afirmamos la lealtad a nuestro pueblo y a la agenda impuesta por la sangre y los sacrificios de su juventud", dijo hoy en un comunicado Al Kazemi con motivo del primer aniversario de las protestas del 1 de octubre de 2019.
El primer ministro, que fue nombrado el pasado mayo tras meses de bloqueo político en el país por la dimisión del anterior Ejecutivo en noviembre pasado, señaló que su gabinete "sigue siendo leal al movimiento de octubre y a sus nobles resultados" y destacó que "se ha trabajado desde el primer día" para cumplir con las demandas de las protestas.
En este sentido, destacó que su primera acción fue identificar a los "mártires" de las protestas, una cifra que alcanzó los 560 según el propio Ejecutivo, pero que organizaciones locales e internacionales elevan a más de 600.
Al Kazemi aprovechó hoy la ocasión para lanzar un mensaje de unidad a los manifestantes, así como a las fuerzas políticas, para poder "alcanzar el objetivo de unas elecciones anticipadas, libres y justas", ya convocadas para el próximo 6 de junio de 2021.
Además pidió a los manifestantes que "continúen con su compromiso con la paz al expresar su opinión" y defender la "independencia" del país frente a interferencias extranjeras.
El primer ministro reconoció que Irak afronta "múltiples desafíos", "heredados" de anteriores gobiernos como la crisis económica y la corrupción que ha llevado al país a ser "rehén de los precios del petróleo", una actividad económica que representa el 90 % de los ingresos del Estado.
Asimismo, dijo que la crisis derivada de la pandemia del coronavirus fue una conmoción que frenó las ambiciones reformistas de este nuevo Ejecutivo para focalizar los esfuerzos en la emergencia sanitaria de la COVID-19.
