Enfrentó el Papa en 2010 su peor crisis por curas pederastas

Benedicto XVI afrontó durante 2010 la peor crisis de su pontificado a causa delescándalo mundial provocado por los casos de abusos sexuales contra menorescometidos por sacerdotes en diversos países del mundo.

00011188-original.jpeg

Papa Benedicto XVI.

Irlanda fue el país donde se manifestó con más peso el problema de los curas pederastas, sobre todo por la publicación de diversos informes de comisiones independientes que sacaron a la luz testimonios de decenas de víctimas a finales de 2009.

"Lo importante no es que hayan salido estas cosas, porque en 2002 ya se habían conocido casos en Estados Unidos, sino que el Papa se dio cuenta de esa terrible situación dentro de la Iglesia", dijo Davide Cito, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) del Vaticano.

Cito afirmó que a inicios de este 2010 Joseph Ratzinger cayó en la cuenta de que 'el mal estaba dentro de la Iglesia' y que a ese problema 'había que responder adecuadamente'.

Recordó que, por eso, el 19 de marzo escribió una histórica carta a los católicos de Irlanda, el primer documento oficial de un pontífice que se refiere abiertamente al problema de abusos sexuales a menores.

Además impulsó varias iniciativas las cuales le ayudaron a enfrentarse a esa crisis, como el haberse reunido con víctimas en sus diversos viajes apostólicos, por ejemplo en Malta donde lloró con quienes sufrieron los abusos y en el Reino Unido.

Cito mencionó que otra de las medidas encaminadas a afrontar la crisis fue la aprobación, el pasado 21 de mayo, de una serie de nuevas normas más estrictas contra los 'delicta graviora' (delitos graves) cometidos por los sacerdotes.

Esa reforma jurídica incluyó procesos más breves y eficaces contra los clérigos que abusan de menores, además de permitir iniciativas extrajudiciales para expulsar del sacerdocio a aquellos cuya culpabilidad sea evidente y pública.

"(Estas medidas) por un lado han manifestado el deseo profundo del Papa de una conversión de la Iglesia y segundo que los obispos se están dando cuenta de la necesidad de tomar las medidas adecuadas para atender el problema", apuntó Davide Cito.

El sacerdote afirmó que El Vaticano 'no se esperaba' el escándalo mediático y no estaba inicialmente preparado para afrontarlo, pero después tomó conciencia de la importancia de informar a la opinión pública sobre cómo atiende los casos.

Indicó que, como consecuencia de la presión mediática en la página de internet oficial de la Sede Apostólica apareció un apartado con todos los documentos de la Iglesia en respuesta a los abusos.

"Estoy convencido que los periodistas ayudaron, aunque a veces podría parecer que actúan en contra de la Iglesia, ayudaron porque impulsaron una reflexión y poner, como había que poner, públicamente cómo estaban las cosas", apuntó.

De acuerdo con el consultor de la CDF, Benedicto XVI enfrentó de manera personal y abierta el problema de los curas pederastas, sin negarlo y asumiendo la situación sin prejuicio.

"El quiso asumirse esta responsabilidad de ser el primero en promover una conversión. No quiso que fuesen otras personas, no delegó en otros. Ante la opinión pública manifestó la valentía de este Papa", estableció.

De hecho Ratzinger fue quien más se expuso y eso le trajo señalamientos en contra, como cuando la prensa internacional lo acusó de encubrir a un sacerdote pederasta cuando era arzobispo de Munich, en su natal Alemania.

La acusación, que se repitió en varias ocasiones durante el año en diversos medios informativos (tanto alemanes como estadunidenses) desató indignación en el entorno del Vaticano y entre los católicos, y afectó el ánimo del mismo pontífice.

Según Davide Cito, pese a la profunda crisis provocada por el escándalo el obispo de Roma marcó las prioridades y se propuso repetir hasta el cansancio a los obispos cómo deben actuar.

"Primero las víctimas, cómo ayudarlas y eso es una prioridad, para que lo sufrido sea lo menos penoso posible; segundo, cómo hacer que esos sacerdotes no estén en posibilidad de cometer abusos de nuevo y tercero cómo preparar a los nuevos sacerdotes", explicó.

"La Iglesia –añadió- es consciente que es santa, pero está formada por pecadores, por tanto no serán estos, quizás otros, pero problemas siempre habrá. Por eso Benedicto XVI insistió tanto en la urgencia de volver a convertirse, de tomar el camino de la conversión".