Erdogan niega que Turquía apoye a los terroristas islamistas en Siria

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, negó hoy que su país esté apoyando a los grupos extremistas islámicos en Siria y criticó duramente las informaciones que sugieren que Ankara está mirando a otra parte mientras los yihadistas reclutan miembros en su territorio.

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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Varios medios estadounidenses, entre ellos "The New York Times" y "Newsweek", han publicado informaciones en las que señalan que la milicia Estado Islámico se apoya en el flujo de reclutas que llega de Turquía, que comparte una porosa frontera con Siria.

"Turquía", dijo Erdogan, "está en contra todo terrorismo y toda organización terrorista. Jamás hemos aceptado el término 'terrorismo islámico' y nunca lo aceptaremos", dijo durante un discurso ante un sindicato que fue retransmitido por televisión.

"Es irrespetuoso pintar a Turquía como un país que apoya el terrorismo", dijo Erdogan.

Los analistas estiman que actualmente cientos de turcos luchan con EI en Irak y Siria y se cree que el grupo tiene redes de apoyo clandestinas que operan en Turquía.

La milicia cuenta con miles de combatientes extranjeros en ambos países y entre ellos también figuran muchos provenientes de Europa y otros países árabes. Cálculos recientes de Estados Unidos señalan que la milicia contaría con 30,000 integrantes.

Turquía se ha sumado a la coalición contra los islamistas radicales que se formó en la última cumbre de la OTAN en Gales.

No obstante, funcionarios turcos indican que el país no participará directamente en las operaciones militares contra el grupo extremista sunita, lo que ha puesto en duda el verdadero alcance del compromiso de Ankara.

Estado Islámico tiene en su poder a 49 turcos en Irak, entre ellos varias figuras diplomáticas destacadas. Ahora crece el temor por su seguridad, especialmente tras las recientes ejecuciones de rehenes británicos y estadounidenses.

El gobierno turco también está preocupado porque los ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico en Irak puedan hacer ganar fuerza al gobierno de Bagdad, que hasta hace poco estaba liderado por el ex primer ministro Nuri al Maliki, un chiita poco apreciado entre los musulmanes sunitas.

"Si Estados Unidos fortalece el Ejército iraquí, dominado por los chiitas, Turquía pensará que los sunitas se quedarán más apartados, lo que les hará ser más receptivos con la ideología de EI", señala Gonul Tol, el Instituto de Cercano Oriente, un "think tank" estadounidense.

Tol cree que Turquía desempeñará un "papel discreto, secundario" en la lucha contra extremistas estadounidenses y agregó que Ankara ha aumentado su cooperación en materia de inteligencia y seguridad con los aliados occidentales, especialmente con los miembros de la OTAN.

En su intervención de hoy, Erdogan dijo que "no era verdad" que Turquía estuviese permitiendo que Estado Islámico negociase con el petróleo, una de las principales fuentes de ingreso del grupo, y negó las acusaciones de que los milicianos del grupo estaban recibiendo atención médica en hospitales del país.

"Taraf", un diario crítico con el gobierno en Ankara, informó hoy que una enfermera de la localidad de Mersin, en el sur de Turquía, aseguró que los hospitales privados están tratando a milicianos de EI. "Nosotros los tratamos y ellos van y cortan cabezas. Estoy cansada de tratar a milicianos de EI", señaló la enfermera.

Además, también hubo informaciones de que crudo extraído en Irak y Siria, en zonas controladas por EI, está siendo llevado de contrabando a Turquía y vendido en el mercado negro.

Existen indicios de que el Ejército turco ha comenzado a cortar algunas líneas de contrabando y está impidiendo que combatientes extranjeros entren en Siria, dos de las principales tareas que Estados Unidos confía en que Turquía haga.

Erdogan, miembro cofundador del partido moderado Justicia Islámica y Desarrollo, fue elegido presidente el mes pasado tras pasar 11 años al frente del gobierno.

Desde el comienzo de la revolución en Siria, en 2011, Erdogan ha estado a favor de los insurgentes y en contra del presidente sirio, Bashar al Assad. Las voces críticas acusan al gobierno turco de permitir a los extremistas que crucen a Siria desde su territorio y que impulse a grupos rebeldes que combaten el régimen.

En tanto, sobre el terreno, el Parlamento iraquí en Bagdad apoyó hoy los ataques aéreos extranjeros contra EI en su territorio.

El presidente del Parlamento, Salim al Yaburi, pidió que los ataques fuesen precisos, para no causar víctimas civiles ni daños en las infraestructuras. Y destacó además el papel importante que desempeñan los clanes en la lucha contra EI. Al Yaburi es un musulmán sunita.

La milicia terrorista EI ha reclutado en Irak a sunitas que se sienten discriminados por el poder chiita en Bagdad. EI necesita para poder seguir avanzando de la colaboración con los clanes sunitas, así como de su lealtad.

En dos ataques aéreos al norte de Bagdad murieron hoy más de 50 combatientes del Estado Islámico, informaron fuentes de las fuerzas de seguridad locales.

Uno de los ataques, realizados con aviones de combates iraquíes sobre la localidad de Al Duluiye (situada a 80 kilómetros de Bagdad), causó la muerte a 26 miembros de la organización y destruyó seis vehículos.

Otros 28 combatientes murieron en un ataque aéreo contra un campamento empleado por la milicia, según las fuentes.

Por su parte, el grupo extremistas sunita informó que ha abatido a 1,700 efectivos chiitas y publicó fotografías de ejecuciones masivas de hombres jóvenes vestidos de civiles. (DPA)