Francia y Ruanda impulsan su relación tras limar asperezas por el genocidio

Francia y Ruanda dieron hoy un decisivo paso hacia la normalidad de su relación después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, admitiera la responsabilidad de su país en el genocidio de 1994, en el que murieron unos 800,000 tutsis y hutus moderados, aunque negó cualquier complicidad en dicha masacre .

Etiquetas: 

Macron llegó hoy a Kigali en una histórica visita de Estado con la intención de "escribir una nueva página" en las relaciones bilaterales, envenenadas por el genocidio después de que Ruanda acusara a Francia de complicidad.

"Los asesinos que rondaban los pantanos, las colinas, las iglesias no tenían el rostro de Francia, que no fue cómplice", afirmó Macron en un discurso pronunciado en el Monumento del Genocidio en Kigali, que guarda los restos de unas 250,000 víctimas.

"Pero Francia tiene un papel, una historia y una responsabilidad política en Ruanda. Y tiene un deber: afrontar la historia y reconocer la cantidad de sufrimiento que ha infligido al pueblo de Ruanda al hacer que el silencio prevaleciera durante demasiado tiempo sobre el examen de la verdad", reconoció.

Según Macron, "Francia no escuchó la voz de quienes le habían advertido, o bien sobrestimó su fuerza al pensar que podía detener lo peor. Francia no entendió que, al querer prevenir un conflicto regional o una guerra civil, estaba de hecho al lado de un régimen genocida".

"Al ignorar las advertencias de los observadores más lúcidos, Francia asumió una responsabilidad abrumadora en una espiral que desembocó en lo peor, incluso mientras buscaba precisamente evitarlo", señaló el presidente, quien depositó una corona de flores para honrar a las víctimas en el Monumento, ante la que hizo una reverencia en señal de respeto.

"EL REGALO DE PERDONARNOS A NOSOTROS MISMOS"

Macron añadió que sólo quienes sobrevivieron a la masacre "pueden quizás perdonar, y luego darnos el regalo de perdonarnos a nosotros mismos", pero no pidió formalmente perdón por el papel de Francia.

Después de ese acto, el presidente francés se reunió con su colega ruandés, Paul Kagame, quien en una rueda de prensa conjunta elogió el "discurso poderoso" de Macron porque "sus palabras eran algo más valioso que una disculpa: eran la verdad".

A juicio de Kagame, "fue el racismo lo que hizo que un genocidio previsible en África pareciera tolerable".

En un tono más positivo, el presidente ruandés remarcó que, “básicamente, esta visita trata sobre el futuro, no sobre el pasado. Francia y Ruanda se relacionarán mejor en beneficio de nuestra gente política, económica y culturalmente”.

La visita tuvo lugar dos meses después de la publicación del informe oficial de una comisión de expertos formada por el Elíseo sobre el papel de Francia en el genocidio ruandés.

El informe concluyó que la política exterior francesa, entonces bajo la presidencia de François Mitterrand, cometió errores "abrumadores" y estuvo "ciega", pero no resultó cómplice de la matanza que desangró al pequeño país africano.

Actualmente, Francia carece de embajador en Ruanda, si bien su legación diplomática funciona con normalidad.

"Le propuse al presidente Kagame proceder con el próximo nombramiento de un embajador de Francia en la República de Ruanda", adelantó Macron, quien prometió que su país acelerará los esfuerzos para llevar ante la Justicia a los fugitivos responsables del genocidio contra los tutsis que han encontrado refugio en Francia.

DOS MAGNICIDIOS QUE DESENCADENARON LA MATANZA

El jefe de Estado francés, que mañana, viernes, viajará a Sudáfrica, segunda y última escala de su gira africana, aprovechó su presencia en Kigali para donar a Ruanda 100,000 vacunas contra la covid-19, gesto que agradeció Kagame.

El último presidente francés que, hasta hoy, había viajado a Ruanda fue Nicolas Sarkozy en febrero de 2010, en una visita en la que ya admitió "graves errores políticos" de su país antes y durante la masacre, aunque no visitó el Monumento del Genocidio.

Francia y Ruanda reanudaron sus relaciones diplomáticas a finales de 2009 tras una ruptura de tres años.

Esa discordia se produjo después de que París acusara a Kagame y nueve funcionarios de su gobierno del derribo, el 6 de abril de 1994, del avión que transportaba al entonces presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, y a su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, ambos de la etnia hutu.

El horror empezó el 7 de abril tras los magnicidios (de los que el Gobierno ruandés acusó a los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés, liderado por Paul Kagame), que desataron la matanza de unos 800,000 tutsis y hutus moderados en poco más de tres meses, uno de los peores genocidios de la historia reciente.