Comercios, escuelas y transporte público retomaron este día sus actividades en la ciudad de Victoria, capital de Espíritu Santo y ciudad de 360 mil personas azotada por la criminalidad, inseguridad y asesinatos en estos últimos días.
Mientras unos tres mil efectivos del ejército y las fuerzas de seguridad federales patrullaban regiones del estado, parte del efectivo en huelga de la policía militar volvía a las actividades, presionada por la amenaza de ser objeto de un proceso penal o disciplinario.
Este lunes mil 740 policías volvieron a trabajar, cifra inferior a los dos mil que de forma habitual patrullan en días laborables, según fuentes oficiales.
El número de homicidios en la ciudad se quintuplicó durante la huelga y las víctimas desde el inicio de la medida de presión ascienden a 147 muertos, según los sindicatos de policía civil.
El comercio estimó que las pérdidas pueden superar los 300 millones de reales (95 millones de dólares) a causa del cierre de las tiendas, a lo que habría que sumar el costo de los saqueos de 300 establecimientos, sobre todo de electrodomésticos.
No se logró aún un acuerdo entre los policías militares y el gobierno del estado, que se niega a conceder un aumento del 43 por ciento de los salarios, como exigen los familiares acampados en las entradas de los batallones para impedir a las patrullas salir.
Las decenas de asesinatos y las imágenes en redes sociales de inseguridad causadas por la huelga policial en Espíritu Santo provocaron indignación en Brasil, al tiempo que puso de manifiesto el riesgo de que las fuerzas de seguridad en otros estados donde se aplicaron recortes o incluso el impago de salarios –como en Río de Janeiro- puedan iniciar huelgas similares.
El presidente Michel Temer acusó a los policías de “insurgentes” con la Constitución brasileña, que prohíbe a los policías militares realizar huelgas.
“El gobierno decidió colocar a las fuerzas armadas a disposición de cualquier hipótesis de desorden”, dijo en una alocución Temer, quien autorizó el envío a Río de Janeiro de las Fuerzas Armadas para participar en el mantenimiento de la seguridad pública.
Ello porque familiares de los policías en Río de Janeiro iniciaron el viernes una acción de protesta similar a la de Espíritu Santo, bloqueando el acceso a los batallones, y aunque por el momento no hay una reducción grande del número de efectivos en las calles se teme que la manifestación pueda aumentar.
La víspera un aficionado del club de futbol Botafogo murió en una pelea con hinchas del Flamengo poco antes de que se disputara el juego entre ambos equipos de la capital fluminense.
La policía atribuyó la ausencia de actuación policial en el incidente a las protestas de familiares de la policía, lo que provocó un “perjuicio a la planificación” de seguridad en un partido de alto riesgo como el de ayer, informaron las autoridades.
La policía de Río aún no cobró el salario extraordinario de Navidad, a causa de los graves financieros del gobierno del estado, y se registraron de nuevo algunas protestas, en un marco de crecimiento a dos dígitos de los índices de asaltos, robos y homicidios en los últimos dos años.