"Es una alegría y un gran orgullo para todos nosotros el hecho de que es argentino. El papa Benedicto XVI fue importante, pero era para otro tipo de público. El papa Francisco tiene la capacidad de cambiar el mundo", dijo Jorge Sesto, de 27 años y que estaba allí con el grupo de más de 100 boy scouts de la ciudad argentina de Mendoza.
El encuentro, añadido a última hora a la agenda de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a la que asiste el papa en Río de Janeiro, reunió a casi 5,000 personas dentro del templo, de acuerdo con el personal responsable de la seguridad.
El sumo pontífice llegó a la cita, de unos 30 minutos de duración, desde la favela de Varginha.
Dentro de la catedral, al son de música católica en español, los fieles no dejaron de corear "esta es la juventud del papa".
La emoción se desbordó cuando Francisco entró por una alfombra roja y dio un discurso de unos 10 minutos en la que pidió a los presentes orar por él.
En el encuentro afirmó que la civilización mundial "se ha pasado de rosca" y que es tal el culto que se ha hecho al "dios dinero", que se está excluyendo a los dos polos de la vida de los pueblos: los ancianos y los jóvenes.
Además de las banderas argentinas, había también muchas camisas del San Lorenzo, el equipo de fútbol del que es hincha el papa.
"Llegué a la puerta de la catedral ayer a las once de la noche, aguanté más de 12 horas bajo la lluvia, pero valió la pena. La sensación de verlo de cerca es increíble", dijo Natalia Rafaeli, de 27 años, de la ciudad Villa Angela, en la provincia argentina del Chaco.
La entrada fue por orden de llegada y no todos pudieron estar en el interior de la catedral pese a haber llegado más de cuatro horas antes.
Fue el caso del estudiante Calonico Brenda, 17 años, quien se desplazó desde la localidad de San Miguel, en la provincia de Buenos Aires.
"Llegué con mis amigos a las ocho de la mañana, pero no pude entrar. Por lo menos, vimos al papa a través de la verja y le oímos bendecir también a quien estaba fuera. Fue muy emocionante. Estoy temblando hasta ahora", sostuvo Brenda.
"No entramos, pero eso no es importante. Al final, bendijo a todos. Podrían haber montado un palco al aire libre, pero estamos contentos igual", añadió Juan Manuel Bosi, que estudia en el seminario de Villa Devoto, de Buenos Aires, donde estudió el propio Francisco.
"Es increíble ver que alguien tan próximo, que nos encontramos tan a menudo en la ciudad y en los pasillos del seminario se ha convertido en papa. Es muy bonito", añadió el joven de 26 años.
Pero también hubo quejas de algunos peregrinos que tuvieron dificultades para llegar a la catedral por el régimen especial de transporte montado para la JMJ.
"La estructura es muy mala. No pudimos usar el metro porque no teníamos una tarjeta especial y algunas personas dijeron que esperaron en fila durante ocho horas para reemplazar la tarjeta", señaló el argentino Xavier Oliva, de 31 años.
"Este retraso impidió a muchos jóvenes entrar en la catedral y ver al papa de cerca. Eso termina cansando a los jóvenes y debilita el espíritu de todos para seguir las actividades religiosas", puntualizó Oliva.