En el documento, que se dará a conocer este martes, se presentan nuevas estimaciones sobre la subnutrición, algunos de cuyos exponentes más severos son evidentes en zonas de América Latina y el Caribe.
Así por ejemplo, en Guatemala, las autoridades de salud llevan registradas en lo que va de año 73 muertes de niños por desnutrición, si bien confían en concluir el año con una cifra menor a la de 2012, cuando murieron 146 menores.
Según declaró la semana pasada en Nueva York el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, si las actuales alianzas para el desarrollo se fortalecen y amplían es posible lograr un mundo sin hambre.
La crisis mundial de la seguridad alimentaria supone un compromiso global decisivo para acabar con el hambre, eliminar el retraso del crecimiento infantil, hacer sostenibles todos los sistemas alimentarios, erradicar la pobreza rural y minimizar el desperdicio y las pérdidas de alimentos.
En los últimos años, la FAO ha puesto énfasis en acelerar las acciones sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los que destaca de manera prioritaria la reducción a la mitad para el año 2015 del número de personas hambrientas.
Para lograr estos objetivos, afirma el titular de la FAO, es necesario que muchos actores sociales unan sus fuerzas en movimientos políticos amplios.
Y aunque en los últimos años se han registrado ciertos progresos en la lucha contra el hambre, según Graziano da Silva, todavía queda un largo camino por delante.
La publicación del Informe Mundial sobre la Inseguridad Alimentaria es, junto con el Informe Anual sobre el Estado de la Agricultura y la Alimentación, uno de los documentos más importantes que cada año elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (EFE)