La insurgencia huye del diálogo con una matanza contra cristianos en Pakistán

La insurgencia islamista volvió hoy a golpear a las minorías de Pakistán con un atentado contra una iglesia que causó al menos 70 muertos, la primera gran acción terrorista desde que el Gobierno ofreció iniciar un diálogo a los integristas.

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Familiares de las víctimas del atentado de hoy en Pakistán.

Otros 133 fieles resultaron heridos en el ataque, cometido justo antes del mediodía (hora local) por dos suicidas en la zona de la Puerta de Kohati de la ciudad noroccidental paquistaní de Pesháwar, capital de la conflictiva provincia de Khyber-Pakhtunkhwa.

El número de víctimas fue confirmado a Efe por un portavoz de la Policía local, aunque, en declaraciones al canal privado Dawn, el jefe del centro al que están trasladando las víctimas, el hospital Lady Reading, Arshad Javed, elevó a 75 el número de fallecidos.

Citado por la emisora estatal Radio Pakistan, el vicejefe administrativo de Pesháwar, Zahirul Islam, precisó que los terroristas detonaron sus explosivos en la conocida como Iglesia de Todos los Santos cuando los fieles estaban concluyendo la oración.

En el momento del ataque había entre 600 y 700 feligreses en el lugar, según una fuente oficial citada por el rotativo The Express Tribune.

De acuerdo con algunos medios locales, entre las víctimas figuran varias mujeres y niños.

En la Puerta de Kohati, que alberga varios templos cristianos y de otras confesiones, algunas tiendas y mercados cerraron tras el ataque y se desataron violentas protestas en las calles, en las que algunas personas prendieron fuego a material de la Policía.

También hubo disturbios en otras ciudades paquistaníes, según la prensa paquistaní.

Los atentados y otros sucesos violentos son algo constante en esta provincia, que limita con el cinturón tribal fronterizo con Afganistán, un territorio que nunca ha estado bajo completo control del Estado y que alberga a facciones talibanes y grupos yihadistas.

En un comunicado, el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, se mostró "conmocionado" por el ataque, y afirmó que "los terroristas no tienen religión" y que "atacar contra gente inocente va contra las enseñanzas del islam y de cualquier fe".

Sharif había mostrado en las últimas semanas una postura de acercamiento hacia los talibanes paquistaníes y otros grupos afines.

El pasado día 9, una conferencia multipartita organizada por su Gobierno acordó ofrecer a los insurgentes iniciar un diálogo para poner fin a la violencia, pero todavía no ha comenzado ninguna negociación formal.

Algunas personalidades, como la exministra de Información y exembajadora en Washington Sherry Rehmán, instaron hoy al Ejecutivo de Sharif a abandonar la idea de negociar con los rebeldes.

El anterior Gobierno, liderado por el Partido Popular (PPP) de Rehmán, ya lo intentó sin éxito en 2008 y 2009, tras lo cual ordenó al Ejército lanzar varias operaciones militares a gran escala.

Pakistán se creó en 1947 tras independizarse del Imperio Británico como una patria para los musulmanes del subcontinente indio, aunque la promesa de acoger también a las minorías -el blanco de su blanquiverde bandera se refiere a ellas- se ha visto cercenada por la creciente radicalización social.

Según datos oficiales de 2001, cerca del 97 por ciento de los más de 180 millones de habitantes del país son musulmanes, mientras que los cristianos no llegan al 2 por ciento de la población.

En los últimos años se han intensificado los ataques contra las minorías, aunque recientemente han golpeado más a ramas del islam como la chií, que ha perdido a cientos de seguidores en brutales acciones terroristas, sobre todo en la ciudad occidental de Quetta.

En marzo de 2011 fue asesinado el ministro de Minorías, el católico Shahbaz Bhatti, en el que ha sido quizás el atentado de mayor envergadura contra representantes de la fe cristiana en los últimos tiempos.

También se han registrado estos años varios casos notorios de acusaciones a cristianos de blasfemar contra el islam, un delito que en Pakistán puede ser castigado con la pena de muerte y que suele ser utilizado de forma interesada.

El más flagrante fue el relativo a Rimsha Masih, una niña paquistaní con discapacidad mental que fue acusada de blasfemia en 2012 por quemar un Corán y luego absuelta por un tribunal al considerarse que todo fue un montaje de un religioso musulmán.

La menor encontró asilo recientemente en Canadá con su familia.

Otro episodio negro para los cristianos se remonta a 2009, cuando cientos de radicales incendiaron más de un centenar de viviendas de fieles en la ciudad de Gojra y acabaron con la vida de siete personas, muchas de ellas calcinadas, por una supuesta profanación de Corán. (EFE)