La ONU lamenta el corte de los canales de comunicación entre las dos Coreas

El secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó este miércoles la decisión de Corea del Norte de interrumpir sus líneas de comunicación con Corea del Sur y advirtió de que esos canales son “necesarios”.

La reacción de Naciones Unidas llega después de que este martes la agencia oficina norcoreana, KCNA, difundiese la decisión de Pionyang, aparentemente en respuesta por el envío del planfletos al norte hecho por activistas contrarios al régimen de Kim Jong-un.

A través de su portavoz, Guterres subrayó que esos canales de comunicación son claves para “evitar malos entendidos o fallos de cálculo”.

El portavoz, Stéphane Dujarric, recordó que junio es un mes simbólico para la península Coreana, pues este viernes es el segundo aniversario de la primera reunión entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, y el lunes se conmemorarán los 20 años desde el primer encuentro entre líderes de las dos Coreas.

“El secretario general confía en que todas las partes utilicen los aniversarios de junio para redoblar esfuerzos con el fin de volver a las negociaciones para lograr una paz sostenible y la completa desnuclearización de la península”, señaló Dujarric.

La decisión norcoreana supone un endurecimiento de su estrategia de presión y la vuelta de un tono de confrontación con el país vecino.

El Norte anunció su intención de dejar de mantener contacto telefónico diario con el Gobierno de Seúl y aseguró que a partir de ahora tratará a Corea del Sur como un "enemigo".

Pocas horas después, y como venía siendo habitual en los últimos dos años, el Gobierno sureño realizó una llamada matinal a través de la línea directa establecida en abril de 2018 entre la oficina presidencial en Seúl y la Comisión de Asuntos de Estado en Pionyang, pero esta vez no hubo respuesta.

Aunque el régimen tampoco respondió ninguna de las llamadas posteriores realizadas a través de las decenas de líneas de comunicación, principalmente militar, que comparten las dos Coreas, resultó especialmente simbólico que nadie contestara ese "teléfono rojo" instalado entre las altas instancias de ambas capitales.

El establecimiento de aquella línea en vísperas la cumbre que mantuvieron en la primavera de 2018 el líder norteño, Kim Jong-un, y el presidente del Sur, Moon Jae-in, brindaba entonces cierta esperanza para el futuro de las relaciones Norte-Sur.