La campaña del primer turno tenía como lema “Haddad es Lula, y Lula es Haddad”, en un intento de que el exalcalde de Sao Paulo, desconocido en el noreste del país, recibiera la mayoría del 40 por ciento de intención de voto que el expresidente tenía en las encuestas hasta que fue inhabilitado por la justicia.
Sin embargo, con 16 puntos por debajo en los sondeos para el segundo turno respecto al exmilitar ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito en las encuestas, el PT decidió eliminar la imagen de Lula da Silva que acompañaba a Haddad.
Asimismo, sustituyó el fondo rojo característico de la formación socialista por uno neutro, y coloreó las letras con el nombre de su candidato con el verde y el amarillo de Brasil.
En el poder desde 2003 a 2016, la confianza en el PT está muy desgastada entre las clases medias y medias altas en Brasil, e incluso en las periferias urbanas donde se asocia al partido político con los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato.
La grave crisis económica, que provocó una recesión del 7.0 por ciento entre 2014 y 2016, y el aumento del desempleo y el gasto público, así como de la violencia, generó gran descontento social que impulsó a Bolsonaro en las últimas semanas de la campaña.
Analistas políticos indicaron tras la primera ronda del domingo en Brasil que el "fenómeno Bolsonaro" comenzó a gestarse con las manifestaciones en Sao Paulo y Río de Janeiro de 2013, cuando cientos de miles de personas protestaron por el aumento del precio del pasaje de autobús en un país cuya bonanza económica comenzaba a menguar.
La víspera, en una decisión que refleja un giro radical en la campaña por el segundo turno de las elecciones, el PT anunció que Haddad dejará de visitar a Lula da Silva en la cárcel, como hacía semanalmente para coordinar la estrategia
Desde hace semanas, el exministro de Educación viajaba los lunes a Curitiba para visitar a Lula da Silva en la cárcel en la que se encuentra desde el 7 de abril pasado, cuando fue llevado para cumplir la condena de 12 años y un mes por lavado de dinero y corrupción.
Tras una campaña electoral en la que el PT basó su estrategia en denunciar las “arbitrariedades” de la justicia contra Lula da Silva, Haddad quiere ahora centrar su mensaje en la democracia y la defensa del modelo social basado en el estado del bienestar, en contrapunto a los planes neoliberales de Bolsonaro.