“El calentamiento global afecta principalmente a los países que estamos en la zona del trópico, justo en la franja donde se da el cultivo de café, que es sustento para 25 millones de familias a lo largo de más de 60 países”, sostuvo Santos al instalar el I Foro Mundial de Productores de Café.
Señaló que por cuenta de “los aumentos de temperatura y cambios en los patrones de las precipitaciones, disminuyen los rendimientos por hectárea, se afecte la calidad de los granos, y aumente la incidencia de plagas y enfermedades” y agregó que por la “variedad arábiga –que producimos en Colombia– habrá toda una reacomodación de los cultivos de aquí a 2050”.
En Sudamérica, por ejemplo, “se verán beneficiadas las tierras a mayor altura en los países que estamos más cerca de la línea ecuatorial –como Colombia, Ecuador y Perú–; mientras que los terrenos más alejados de esa línea ecuatorial –como en Brasil– serán menos aptos para el cultivo”.
Para garantizar una producción de café “estable y de calidad es fundamental el desarrollo de variedades que se adapten mejor al clima –así como el manejo inteligente del agua–. Allí hay experiencias que podemos –y queremos– compartir”.
En el caso de Colombia, “somos pioneros en el desarrollo de variedades resistentes a la roya –entre otras plagas y enfermedades–, así como en tecnologías que reducen el consumo de agua y los desechos contaminantes”.
“Esto, nos alegra decirlo, es fruto de una estrategia coordinada entre el Gobierno y la Federación Nacional de Cafeteros para financiar la investigación y transferencia de tecnología en cabeza del Centro Nacional de Investigaciones de Café –Cenicafé– y el Servicio de Extensión Cafetera de la Federación”.
Sobre la sostenibilidad económica -dijo- “estaremos de acuerdo en que nada de lo que se proponga tiene sentido si la caficultura no es una actividad rentable para todos los actores de la cadena, incluyendo –por supuesto– a los productores”.
El mercado mundial del café “se ha venido concentrando en un número menor de jugadores, tanto en la producción como en la comercialización –así el negocio entero se ha vuelto más vulnerable, y basta que uno de los actores esté en problemas para que afecte al resto".
En muchos casos, el acceso de los “caficultores al mercado –especialmente de los pequeños– es cada vez más desventajoso y deben negociar en condiciones muy desiguales, lo que debería motivar una discusión serena y realista de cómo compensar estas asimetrías”.
“Este es un reto particularmente complejo para el café, por la propia naturaleza del negocio –por ejemplo, por las dinámicas en los ciclos de los precios–, pero también es complejo por la volatilidad en el mercado, que muchas veces tiene origen en factores completamente externos al mundo cafetero”, subrayó Santos.
“Aquí es fundamental que desarrollemos y masifiquemos el uso de instrumentos financieros para la gestión de los diferentes riesgos que enfrenta la caficultura”, señaló.
Para Santos, “los seguros climáticos, las coberturas y las opciones de precios y de tasa de cambio –entre otras herramientas que ya empezamos a desarrollar en Colombia, y cuya experiencia también estaremos gustosos de socializar con ustedes–, son mecanismos mucho menos costosos que los apoyos directos, y ayudan a crear una cultura sostenible de gestión del riesgo”.
“Hay que buscar sinergias con compañías aseguradoras y otros intermediarios del mercado, de manera que dispongamos de productos sencillos y de bajo costo, especialmente para pequeños productores, que son el eslabón más débil y de menor capacidad para asumir los riesgos de esta actividad”, reiteró.
Sostuvo que el café es un “poderoso jalonador de crecimiento económico y de prosperidad para el campo y para las familias que allí trabajan. Lo decimos con pleno conocimiento de causa: en Colombia son más de 550 mil familias productoras de café –familias que sirven su mesa y visten a sus hijos gracias a esta actividad”.
La realización de este Foro Mundial de Productores de Café “no solo es especial por tratarse del primero, sino que también llega en un momento esperanzador para Colombia y para el planeta”.
“Hace apenas dos semanas terminaron de entregar sus armas los miembros de las FARC –la guerrilla más antigua y numerosa del continente americano–, con la que sostuvimos un enfrentamiento armado por más de 50 años”, concluyó Santos.