La participación electoral se considerará un apoyo a los "infieles", señaló Zabihulá Mujahid, portavoz de los insurgentes, en un comunicado, en su primera reacción a la convocatoria electoral.
Los talibanes consideran que los comicios son una farsa y sus resultados están ya decididos por los servicios secretos estadounidenses CIA y el Pentágono. "Hemos ordenado a todos nuestros muyahidines que interrumpan estas falsas elecciones con todos los medios disponibles a su disposición", señala el comunicado.
Además advierten a la gente que no permita al gobierno "utilizar mezquitas, escuelas, clínicas y otras instalaciones públicas como locales electorales".
Los talibanes responsabilizan a todo el que participe en los comicios de las consecuencias y pidieron a los ciudadanos que no arriesguen su vida acudiendo a las urnas.
Previamente, los talibanes dijeron que atacarían a candidatos, responsables de campaña y locales electorales. El 2 de febrero dos trabajadores de la campaña del candidato Abdulá Abdulá fueron asesinados por desconocidos en el oeste del país. Tres semanas después, los insurgentes perpetraron otro ataque durante la campaña en el este de Kabul, hiriendo a un funcionario de la policía.