"Todos somos americanos": América Latina unida en tiempos de incertidumbre

Cuando en enero celebraban una "histórica" cumbre de la CELAC en La Habana, los países de América Latina no imaginaban que 2014 terminaría con el inesperado anuncio de un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, en un año de freno al crecimiento económico en la región.

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Imagen de archivo del presidente cubano, Raúl Castro.

"Tenemos la posibilidad de construir un modelo propio adaptado a nuestras realidades", dijo el presidente cubano, Raúl Castro, al inaugurar aquella reunión de la CELAC, el bloque que excluye a Estados Unidos y Canadá y que nació formalmente en 2011 como alternativa a la OEA, con el impulso del fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez.

"No habrá verdadera integración económica en América Latina y el Caribe sin Cuba", consideró la jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, en ese encuentro, en el que todas las naciones de la región, más allá de las diferencias políticas, rechazaron el embargo impuesto por Estados Unidos a la isla durante más de medio siglo.

Los respaldos a la inclusión de Cuba en los foros regionales se sucedieron durante el año, como ocurrió en la Asamblea General de la OEA de junio en Paraguay, en la que volvieron a oírse amenazas de boicot a la Cumbre de las Américas de 2015 si la isla no estaba presente, haciendo frente así a la posición estadounidense.

Y en diciembre dio la impresión de que Washington finalmente los había escuchado. "Todos somos americanos", fueron las palabras que el presidente Barack Obama dijo, en español, al anunciar oficialmente el restablecimiento de las relaciones de su país con Cuba. "Terminaremos con un enfoque obsoleto que durante décadas fracasó en promover nuestros intereses", aseguró.

Ante este acercamiento, Latinoamérica volvió a mostrar una posición unánime, e incluso fue apoyado por los mandatarios con un claro discurso antiestadounidense, como el venezolano Nicolás Maduro, el ecuatoriano Rafael Correa o el boliviano Evo Morales, que consideró que "Cuba dobló a Estados Unidos".

Este nuevo capítulo en la relación con el vecino del norte se da en el marco de una desaceleración económica en la región, que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) registrará este año el ritmo de crecimiento más bajo de los últimos cinco.

Las expectativas para 2014, tanto de la OCDE, del FMI, como de la CEPAL, son de un crecimiento promedio de entre el 1.0 y 1.5 por ciento, mientras que para el año próximo se espera un ligero aumento que permitiría alcanzar el 2.2 por ciento.

La débil situación económica está ligada al virtual estancamiento de la economía brasileña, que según el FMI crecerá un 0.3 por ciento, así como a la contracción en Argentina y a la recesión en Venezuela.

La búsqueda de nuevas recetas económicas será uno de los retos de Rousseff en el próximo mandato -que asumirá el 1 de enero tras imponerse en las elecciones del 26 de octubre-, en el que además deberá hacer frente al escándalo de corrupción de Petrobras, después de que se revelara que se habrían desviado fondos por unos 10,000 millones de reales (unos 3,800 millones de dólares) de la petrolera estatal.

A la presidenta Cristina Fernández de Kirchner también le esperan importantes desafíos en 2015, cuando se elegirá a su sucesor, después de que este año su gobierno protagonizara un enfrentamiento con los fondos de inversión especulativos, conocidos como "fondos buitre".

El "persistente punto muerto" de la negociación argentina con los acreedores que no participaron en el proceso de reestructuración de la deuda, junto a la alta inflación, son algunos de los motivos, según el FMI, por los que el país sudamericano mantendrá un crecimiento negativo en 2015.

Y las perspectivas para Venezuela tampoco son las mejores, en el marco de una caída abrumadora del precio del petróleo (de 95 a 53 dólares para el crudo venezolano), cuya exportación genera el 95 por ciento de los ingresos de divisas del país, que para algunos especialistas podría suponer una "tormenta perfecta" económica para 2015.

Ante las dificultades que puede significar para la región la crisis por la caída del precio del petróleo, Rousseff llamó a "duplicar la apuesta a la integración regional". "Va a afectar nuestras economías, en forma diferenciada, pero nos va a afectar", señaló la mandataria brasileña en la reciente cumbre del Mercosur celebrada en la ciudad argentina de Paraná.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, que este año inició un nuevo mandato, abogó incluso por una convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, conformada por su país, Colombia, México y Perú. "Debemos dejar ese prejuicio de dos bloques separados (...), no tenemos excusas para aislarnos unos de otros", aseveró.

O como dijo en Paraná el presidente uruguayo, José "Pepe" Mujica, quien en marzo se despide del cargo: "O estamos juntos, o estamos vencidos".(DPA)