Según informó hoy la compañía en un comunicado, este dato de beneficio ajustado refleja los efectos de las ventas, la revaluación de los derivados de energía y los gastos de reestructuración.
Sin estos ajustes, el beneficio neto se mantendría en 2,267 millones, en línea con los 2,278 millones del primer trimestre de 2010.
Las ventas en el primer trimestre aumentaron un 8 por ciento interanual, hasta los 27,846 millones de euros; mientras que el Ebitda ajustado cayó un 23 por ciento, hasta los 3,470 millones de euros.
La compañía vincula este descenso del Ebitda, que refleja el beneficio, a las pérdidas en el negocio de gas y a los menores beneficios en el negocio minorista en el Reino Unido, así como al descenso de los precios de la electricidad y los márgenes de generación en el sur de Europa, y unos beneficios más bajos en las redes regionales de distribución.
Por el contrario, E.ON señala que evolucionaron bien los negocios de energías renovables y en Rusia, junto con efectos positivos de PerformtoWin, el programa de mejora de la eficiencia de E.ON.
Por negocios, en generación convencional (nuclear, carbón y gas), el EBITDA ajustado aumentó un 21 por ciento, hasta 1,460 millones de euros; mientras que en renovables creció un 28 por ciento.
El descenso se registró en el negocio de gas, con una caída del EBITDA en 840 millones, hasta los 140 millones; y en la división de "trading", mientras que en Alemania se mantuvo estable.
Tras estos resultados, la compañía señaló que sus previsiones para 2011 se ajustan en 500 millones de euros y que esperan terminar el año con un EBITDA ajustado de entre 10,700 y 11,400 millones y un beneficio neto ajustado entre 3,000 y 3,700 millones.