El acto tuvo lugar en una céntrica calle de Berna, la capital suiza, con el fin de presionar para que la supuestamente última ronda de negociaciones para un tratado de prohibición y limitación en el uso de plásticos se inicie el 25 de noviembre en Busan (Corea del Sur), destacó un comunicado de la organización.
Junto al esqueleto plástico, los activistas de Greenpeace colocaron una pancarta en la que se preguntaban si ese material será "el legado" de la humanidad actual para la eternidad, los "fósiles" del futuro.
Este material se fragmenta en microplásticos que llegan a los océanos, a la nieve de las montañas y a los ríos, denuncia Greenpeace, recordando que estos elementos potencialmente tóxicos han sido detectados en órganos del cuerpo humano o incluso en la leche materna y la placenta de las embarazadas.
Más de 16.000 sustancias químicas están presentes en los materiales plásticos, pero apenas un 6 % de ellas están reguladas, mientras existe preocupación por los efectos en la salud o el medio ambiente de unas 4.200, asegura la organización medioambiental.
"Recomendamos que el tratado fije un objetivo de reducción de al menos un 75 % la producción plástica hasta 2040, poniendo fin a los plásticos de un solo uso y asegurando una transición a una economía basada en la reutilización de estos materiales", destacó en el comunicado la experta de consumo y economía circular para Greenpeace Suiza, Joëlle Herin.