"El impacto del colapso de esta población de bacalao sería catastrófico para el sustento de muchos pescadores y comunidades costeras de todo el mar Báltico. Debemos actuar urgentemente para reconstruir la reserva", dijo el comisionado europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella.
Indicó que "eso significa responder rápidamente a una amenaza inmediata ahora, a través de las medidas de emergencia que está tomando la Comisión. Pero también significa administrar el stock y el hábitat en el que vive, adecuadamente a largo plazo".
De acuerdo con el reporte de la CE, científicos aseguran que las capturas totales permitidas para el bacalao se han visto reducidas cada año desde 2014, pasando de 65 mil 934 toneladas a 24 mil 112 toneladas en 2019.
Señalaron que en los últimos años los pescadores solo agotaron entre el 40 y el 60 por ciento del total permitido de captura, probablemente debido a la falta de peces de tamaño comercial.
Refirieron que el volumen de bacalao de tamaño comercial, menor a 35 centímetrós, se encuentra actualmente en el nivel más bajo observado desde la década de los años 50. Este año, los pescadores han utilizado hasta ahora alrededor del 21 por ciento de su cuota disponible.
La prohibición, que inició la víspera y se extenderá hasta el 31 de diciembre, cubrirá todos los buques pesqueros y se aplicará en todas aquellas áreas del Báltico.
Los científicos también advirtieron de otros factores que amenazan la cantidad de bacalao y que deben abordarse por separado, entre ellos la falta de salinidad, las temperaturas del agua demasiado altas y muy poco oxígeno, así como la infestación por parásitos.
En virtud de la Política Pesquera Común, la Comisión Europea puede, a petición motivada de un Estado miembro o por iniciativa propia, tomar medidas de emergencia para aliviar una amenaza para la conservación de los recursos biológicos marinos.
Estas medidas pueden ser aplicables por un periodo máximo de seis meses. La CE había tomado previamente medidas de emergencia para proteger las poblaciones vulnerables, en particular para la anchoa en el Golfo de Vizcaya y para la lubina del norte.