En diez años desertaron 1,680 soldados de elite mexicanos, según el Ejército

Cerca de 1,680 soldados de elite del Ejército mexicano desertaron en la última década, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) publicados hoy por el diario Milenio.

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El Ejército desconoce el paradero de los desertores o si, como ha sucedido anteriormente, algunos se han unido a las filas del crimen organizado, revela la información castrense obtenida por el periódico mexicano, a través de una solicitud tramitada ante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI).

El caso más notable es el de los Zetas, que nació a finales de la década de los noventa como un grupo de sicarios conformado por militares de elite que habían desertado.

Nada más en los últimos dos años, en los que el país ha vivido una ola de violencia sin precedentes por la guerra entre los carteles y la ofensiva del Ejecutivo en su contra, la Sedena admite haber "perdido la pista" a 121 soldados de elite.

Unos 50,000 militares participan desde diciembre de 2006 en las labores de seguridad pública y combate al narcotráfico, lo que ha originado quejas de organizaciones civiles por supuestos abusos de los militares contra los derechos humanos de los ciudadanos.

A pesar de que se han aumentado los salarios de tropa un 115 por ciento desde esa fecha, no ha sido posible detener la fuga de militares, apuntó el diario. Estos pueden abarcar desde francotiradores a paracaidistas, expertos en supervivencia, analistas de inteligencia y especialistas en reacción rápida.

La prensa nacional ha aireado anteriormente la preocupación en Estados Unidos porque alguno de los desertores que se pasan a los carteles haya podido recibir formación por parte de sus cuerpos de seguridad, en virtud de la colaboración entre Estados Unidos y México.

Especialistas estadounidenses han entrenado a policías y militares mexicanos en diversas técnicas de alta cualificación para la lucha contra el crimen organizado, como parte de la Iniciativa Mérida, un acuerdo suscrito por los expresidentes Vicente Fox y George W. Bush.

Los datos exactos del entrenamiento de las Fuerzas Especiales mexicanas son alto secreto y ni siquiera los órganos de transparencia están autorizados a ofrecer información al respecto.

El Ejército carece de un programa para rastrear a los soldados que desertaron, por el momento.