Homilía de Año Nuevo destaca que México es un país de paz y justicia

El canónigo teólogo de la Catedral Metropolitana, Julián López Amozurrutia, aseguró que más allá de las perplejidades que nos puedan asaltar por las circunstancias, somos un pueblo de paz, justicia y esperanza.

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Al celebrar la misa de Fin de año en la Catedral Metropolitana a nombre del cardenal Norberto Rivera Carrera, el sacerdote deseó a todos los feligreses un feliz año 2017, el cual pidió sea de paz.

“Somos pueblo que bendice, que acoge las bendiciones de Dios con un corazón agradecido y que se propone multiplicarlas a través de su compromiso cotidiano”, dijo ante fieles congregados en el templo en la última misa de 2016.

Con todo, dijo, deseamos que nuestra voz exprese únicamente bendición y alabanza. Sólo así asumimos la actitud sensata y sabia, que valora en su auténtica medida la existencia y se dispone a continuar el rumbo con alegría y buen ánimo.

Afirmó que la intensidad del año transcurrido, perdería su verdadero sentido si nos abstuviéramos de leerlo con benevolencia, desde la mirada de Dios, como los pastores, somos siempre principiantes en el camino de la oración.

“Como todos somos invitados a ser testigos de la misericordia divina que siempre opta por entonar su mejor canto por boca de los sencillos y pobres, de los marginados y olvidados, somos los afortunados centinelas conscientes de que el día amanece para traernos salvación”, sostuvo.

Pidió agradecer por el aire, la tierra y el agua, alimento y la luz, el descanso y trabajo, los amigos y seres queridos, por la compañía y el abrazo, por el amor y la verdad, por la paz y la esperanza, por la justicia y la misericordia.

“Gracias por el cuerpo, por los ojos, por las manos, por los pies, y por el mismo corazón desde el que brota nuestra gratitud, y gracias también, aunque nos cueste trabajo entenderlo, por la tiniebla y el error, por las caídas y las heridas, por las fracturas y las traiciones”, indicó.

También, añadió, hay que agradecer la soledad y tristeza, las frustraciones y desánimos, las despedidas y lágrimas, el dolor y la muerte.

“Porque a través de todo ello y sin descuidar que hay mucho por lo que también debemos pedir perdón en última instancia, continuamos una vida que no deja de ser gracia sobre gracia, horizonte de plenitud en el encuentro con Cristo, presentamos nuestra acción de gracias”, finalizó.

Fuente: Notimex