Datos del Centro de Comercio Internacional de la Organización Mundial del Comercio y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo señalan que en 2017 México importó productos por un total de 194,000 millones de dólares (mmdd) desde Estados Unidos, en su mayoría propios de industrias como combustibles, maquinarias diversas y aparatos electrónicos; mientras la potencia mundial importó productos mexicanos cuyo total ascendió a 327 mmdd, mayormente de las industrias automotriz, electrónicos y maquinaria mecánica o reactores nucleares.
Los principales productos exportados de México a Estados Unidos en 2017 fueron: vehículos automóviles, tractores, velocípedos y demás vehículos terrestres, sus partes y accesorios (82 mmdd); máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes, además de aparatos de grabación o reproducción (69 mmdd); máquinas, aparatos y artefactos mecánicos, reactores nucleares, calderas y partes de estas máquinas (57 mmdd).
Por su parte, los productos más importados en 2017 por México desde Estados Unidos fueron: combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación, materias bituminosas, ceras minerales (30 mmdd); máquinas, aparatos y artefactos mecánicos, reactores nucleares, calderas, partes de estas máquinas o aparatos (27 mmdd); máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes, así como aparatos de grabación o reproducción de sonido, aparatos de grabación o reproducción de imagen y sonido en televisión, y las partes y accesorios de estos aparatos (21 mmdd).
Y, según datos presentados durante la feria industrial Mexport 2018, alrededor de 500 milempleos en California y 4.9 millones en Estados Unidos se relacionan con el comercio transfronterizo entre ambas naciones. Tan solo en la industria manufacturera de Baja California, el mercado era de 13 mmdd para los proveedores. En suma, un cierre de la frontera México-Estados Unidos tendría graves consecuencias económicas para ambas industrias.
Cabe destacar que las metas primordiales de Donald Trump durante la negociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) eran disminuir el déficit comercial de Estados Unidos con México además de recuperar empleos de la industria automotriz estadounidense, aunque tales prioridades son calificadas como improbables por los especialistas. El presidente estadounidense ha declarado su postura respecto sus intereses: la prioridad no son el comercio o el T-MEC, sino el tema de la inmigración ilegal.
Respecto a la operación anunciada por Trump, no sería un suceso inédito: Barack Obama hizo lo propio cuando movilizó a 1200 soldados de la Guardia Nacional; George W. Bush ordenó el despliegue de cerca de 6,000 soldados con la misión de auxiliar a la Patrulla Fronteriza durante la operación Jump Start. Algunos medios cuestionan que la inmigración ilegal sea realmente una prioridad para los votantes estadounidenses o incluso la veracidad de la urgencia de tal estrategia, en vista de que la caravana migrante tardaría meses en llegar a la frontera; además, los inmigrantes han manifestado su plan de presentar solicitudes legales de asilo. La amenaza del cierre de la frontera Estados Unidos-México, entonces, podría ser una mera estrategia política de Trump; pero, de concretarse, las consecuencias serían graves para industrias de uno y otro lado de la frontera.