Necesidades de haitianos rebasan ayuda humanitaria

La ayuda internacional ha llegado en cascada, más de 10 mil toneladas en víveres y medicamentos, pero los damnificados haitianos siguen sin saciar el hambre y sufriendo los llamados males de la pobreza.

El arribó de aviones cargados de ayuda humanitaria es constante, un promedio de 140 operaciones diarias se registran en el aeropuerto; frente a las costas más de una docena de buques permanecen anclados pare estibar la ayuda.

El problema que ha enfrentado la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido la coordinación para distribuir alimentos y agua. La ayuda se apila en montones en el aeropuerto.

Lo distribuido hasta ahora pareciera ser insuficiente para alrededor de 3 millones de damnificados, de los cuales 600 mil se concentran en esta ciudad.

En el campamento Delma 95, ubicado en Rue Promeyrac, los militares de Bélgica que forman parte de la misión de los cascos azules, son los encargados de repartir agua y alimentos una vez por semana.

La ayuda consiste en sacos de arroz, pollo, aceite de soya, latas de atún, agua y bolsas de plástico para recolectar basura, además, de alcohol, gasas y medicamentos para enfermedades infecto-contagiosas.

En Delma 95 los damnificados se organizaron para orar al amanecer y antes de dormir, además, designaron una brigada de cocineros encargados de preparar alimentos que consumen una vez al día.

Charles Emanuelle tiene 32 años y una esposa que espera un hijo. El se levanta a las 06:00 hora local para participar en las oraciones, luego sale a ofrecer su servicio de taxi en su chapeta (un carro tipo vagoneta).

Emanuelle fijo una tarifa de 5 a 10 gourdes por pasajero dependiendo las calles que recorra. Las tap tap (camionetas de batea descubierta que prestan servicio de  transporte) cobran eso.

"La gasolina cuesta mucho y se ha escaseado", se queja Emanuelle pues el litro de gasolina se cotiza en 40 gourdes (un dólar).

Al igual que Emanuelle, miles de haitianos por la mañana dejan los campamentos y salen en busca de comida o de alguna actividad que les permita obtener algunos gourdes.

En la parte posterior del aeropuerto habilitado para estibar la ayuda humanitaria, más de un centenar de haitianos se aglomeran en busca de trabajo.

"Hoy no hay, no hay" les espeta un soldado estadunidense.

En el día el comercio informal en las calles ha empezado a florecer y en las noches la mayor parte de la Ciudad, sigue en penumbras.

Aunque la noche del miércoles (madrugada del jueves) la luz de luna llena brilló sobre los plásticos y cobertores de la gente dormida al aire libre.

En los últimos tres días se han repartido más de 1.2 millones de comidas y aguas entre los damnificados, que siguen teniendo hambre y sufriendo los llamados males de la pobreza.

Por Daniel Pensamiento Liévano, Enviado