Violencia contra niños es el pan de cada día en Sudáfrica

Una vez más, Sudáfrica está conmocionada por un terrible crimen que fue perpetrado contra menores de edad: dos niñas, Zandie, de tres años, y Yonelisa, de dos, fueron violadas y mutiladas en un barrio pobre cerca de Johannesburgo. Los vecinos descubrieron los cadáveres en un baño público.

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Después de que los detalles de lo ocurrido en el suburbio de Diepsloot se propagaran como un reguero de pólvora a mediados de octubre, los habitantes del barrio se sublevaron.

Instalaciones comunales fueron dañadas, se provocaron incendios y se establecieron barricadas. "Estamos furiosos, hay padres con miedo, pero la policía nos ignora", justificó el miembro del consejo comunal Masechaba Tsimo los disturbios en comentarios publicados por diarios locales.

El presidente Jacob Zuma se manifestó "espantado" y "conmocionado" por los "atroces incidentes de torturas extremas".

Sin embargo, la violencia contra los niños es desde hace años el pan de cada día en Sudáfrica.

Estadísticas oficiales muestran que en promedio cada día tres niños son asesinados en Sudáfrica.

Hace sólo unas pocas semanas fue hallado, también en Diepsloot, el cadáver de una niña de cinco años, que había sido violada y abandonada en un contenedor de basura.

A comienzos de septiembre, en la localidad de Kathlehong, una niña de cuatro años fue encontrada muerta y semidesnuda colgada de un árbol.

Un hombre de 25 años fue detenido en agosto en Johannesburgo por haber violado a un bebé de cuatro meses. Y un hombre de 32 años está acusado de haber abusado sexualmente en julio en Veres, en la provincia de Cabo Occidental, a un niño de siete años y al bebé de cuatro meses que tenía en sus brazos.

"En todo el mundo hay violencia contra los niños, pero lo que es alarmante aquí (en Sudáfrica) es la magnitud", opinó la profesora Cathy Ward, de la Universidad de Ciudad del Cabo.

Junto con colegas recibió el encargo del gobierno de investigar científicamente el motivo por el cual, además de la atroz violencia contra las mujeres, también muchos niños son víctimas de delitos.

"Hasta ahora hay pocas cifras, muy escasas investigaciones", se quejó Ward.

Sudáfrica ocupa desde hace tiempo una lamentable posición de líder en el mundo en lo que se refiere a violencia y violaciones.

La fundación Friedrich Naumann en Sudáfrica menciona en un informe una "dimensión increíble de la cultura de la violencia sexual". Anualmente se registran unas 64.000 denuncias por violencia sexual.

Sin embargo, asociaciones de mujeres en Sudáfrica estiman que el número real de violencia sexual es entre diez y 25 veces la cifra oficial. Casi la mitad de las víctimas son menores de edad, señalan.

Con frecuencia los autores de las violaciones y el acoso son familiares y docentes. Casi 500 de los 1.500 escolares encuestados en el suburbio de Soweto declararon, según el instituto de salud "Medical Research Council" (MRC), que su primera experiencia sexual fue forzada.

En otra encuesta realizada por MRC en 2010, una de cada cuatro mujeres afirmó haber sido violada al menos una vez.

Existe todo un conjunto de causas de la cultura de violencia, subrayó Ward.

En la sociedad pesa la herencia del sistema del "apartheid". La frustración de las humillaciones diarias hicieron que muchos hombres negros se desahogaran con sus familias.

Actualmente, millones de personas en los suburbios viven en la pobreza y la desesperanza a causa del enorme desempleo.

Grandes diferencias sociales, drogas y un sistema de educación muy deficiente empeoran aún más las perspectivas de los pobres. A esto se agregan las "profundas estructuras patriarcales", en las que mujeres y niños se convierten fácilmente en víctimas de "hombres sin esperanza alguna".

Los científicos están de acuerdo en que otro motivo de la violencia en Sudáfrica son las familias destruidas.

Millones de niños son huérfanos de padre o madre o ambos debido a los altos índices de VIH/sida. Un estudio del instituto de ciencias políticas SAIRR determinó que alrededor del 70 por ciento de los niños negros se crían sin padre.

Sin embargo, la líder del partido opositor DA, Helen Zille, advirtió que no se debe responsabilizar ante todo a la pobreza y la miseria de la violencia sexual. Eso es ofensivo para los millones de sudafricanos pobres que detestan la violencia y los delitos.

Para cambiar la cultura de violencia se debe obligar ante todo a los hombres a responsabilizarse totalmente de sus acciones.

Es que organizaciones de mujeres se quejan de que sólo uno de cada 200 violadores en Sudáfrica son llevados ante la Justicia y también condenados. "Los hombres violan porque nadie se lo impide", sostiene Zille.