Narcos presos, narcos sacralizados y el negocio criminal en México

En 15 meses el gobierno de Enrique Peña Nieto ya puede celebrar varios logros importantes en la lucha contra los cárteles: el capo más poderoso y el líder más sanguinario han sido detenidos y un relevante jefe, al que se creía muerto desde 2010, fue ultimado el domingo por fuerzas de seguridad.

La detención del líder del cártel de Sinaloa, Joaquín "El Chapo" Guzmán, y del violento jefe de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, más la muerte de Nazario Moreno "El más loco", fundador de Los Caballeros Templarios son cartas fuertes para el gobierno.

Sin embargo, el crimen organizado ha mostrado también en estos días hasta qué punto ha echado raíces en la economía y la sociedad y especialistas llaman a ir más a fondo, desmantelando las estructuras que lo han hecho posible.

Después de la captura de "El Chapo", en Sinaloa hubo algunas marchas de personas que pedían su liberación o exigían que no fuera extraditado a Estados Unidos.

En Michoacán, donde Los Caballeros Templarios se apoderaron de amplios sectores de la economía, Moreno es venerado por sus seguidores como "San Nazario" con altares y oraciones para pedir su intercesión.

Para el académico Pedro Isnardo de la Cruz, especialista en temas de seguridad y prevención social de la violencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el narcotráfico "logró construir vasos comunicantes, vínculos comunitarios estrechos y un nivel de complicidad interinstitucional y de carácter político y social muy amplio".

"La autoridad parece impotente frente a la dominación de la narcocultura que imponen las organizaciones criminales asociadas al narcotráfico", señaló en entrevista con la agencia dpa. Y muchas veces son esas organizaciones las que dan beneficios a la gente "que no pueden ser allegados por parte de las instituciones".

El gobierno de Peña Nieto ha señalado que no sólo quiere detener a jefes criminales, sino también recabar de ellos información suficiente para desmantelar sus organizaciones, y por esa razón ha descartado, por lo pronto, una rápida extradición de "El Chapo" a Estados Unidos.

Para expertos en temas de seguridad ir a fondo implica atender las demandas sociales y desnudar las redes financieras y las complicidades políticas que en las últimas décadas les han permitido a los cárteles mexicanos superar a los colombianos en poderío y violencia.

"Si México quiere quedarse con El Chapo, debe entonces emprender una revolución judicial que le permita a la ley indagar en la política. Si esto no ocurre, en México no habrá un renacimiento", dijo el escritor italiano Roberto Saviano en una entrevista que publica hoy el diario "Excélsior".

Saviano, que fue amenazado por las mafias italianas por su libro "Gomorra" y acaba de publicar "CeroCeroCero" sobre el negocio de la cocaína, afirma que se debe investigar "el dinero que llega a los grandes partidos políticos" y alerta que "la economía mexicana hoy está condicionada totalmente por el narcotráfico".

La estrategia de seguridad de Peña Nieto ha sido más discreta que la empleada por su antecesor, Felipe Calderón, con menos disparos y menos publicidad televisiva a cada una de las detenciones.

Junto a los logros, en los últimos meses se han visto también retrocesos como la excarcelación del capo histórico Rafael Caro Quintero por una cuestionada decisión judicial o el surgimiento de grupos ciudadanos de autodefensa en Michoacán.

Según ha señalado México Evalúa, un centro de análisis de políticas públicas, "la detención de líderes de la mafia no elimina de facto la operación de la estructura criminal".

"Las autoridades deben perseguir el conjunto de cada corporación criminal y desmantelar hasta el último motel perdido en el desierto, el taller de autos, la empacadora de comida, la casa de cambio, la de empeño" que estén vinculados con los cárteles, escribió el especialista en seguridad y justicia de la organización, Rodrigo Elizarrarás.