"México vive un momento estratégico para eliminar la trata", dice la escritora Lydia Cacho

México vive un momento "estratégico" para frenar la trata de mujeres con fines de explotación sexual, valoró la periodista Lydia Cacho, apoyada por el actor Diego Luna, la comunicadora Carmen Aristegui y el escritor Juan Villoro.

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La periodista y escritora mexicana Lydia Cacho posa junto al escritor Juan Villoro, el actor Diego Luna y la periodista Carmen Aristegui, durante la presentación de su libro "Esclavas del Poder" en la ciudad de México.

A pesar del colapso del sistema de justicia penal y la debilidad del Estado, Cacho consideró que "también hay personajes capaces de transformar en todos los ámbitos este país".

Algunos de ellos, destacó, están dentro de la policía y los gobiernos, pero la periodista hizo hincapié en que cada ciudadano es quien debe concienciarse para tejer una red que acabe con la violencia contra las mujeres.

"El gran ausente en el mundo entero en el tema la explotación y todas las formas de maltrato contra las mujeres ha sido el hombre, como colectivo y como género", apuntó para llamar la atención de que son los varones quienes deben sobre todo dar un paso adelante en esta lucha.

Cacho, experta en trata sexual y convertida en un icono de la lucha contra ella, habló así en la presentación al público de su libro "Esclavas del poder", en el que desnuda los entresijos de las mafias de todo el globo dedicadas a este ilícito.

A su lado estuvo el actor y director Diego Luna ("Milk", "Abel"), que habló del impacto que le supuso leer el libro, un "espejo siniestro" donde se ve otra cara de la realidad cotidiana.

Luna leyó un crudo extracto que relata la huida de una mujer estadounidense de las garras de la Yakuza (mafia japonesa) tras muchos sufrimientos y a la desesperada.

Éste es sólo uno de los casos incluido en el libro, para el que Cacho entrevistó a multitud de víctimas e incluso se camufló entre las organizaciones criminales para averiguar cómo funcionan las redes de trata.

Fundadora de un refugio de ayuda a mujeres víctimas de la violencia, Cacho saltó al punto de mira público en 2006 cuando, al desvelar una trama de explotación sexual de menores en el Caribe mexicano en un libro, fue blanco de una conspiración.

Secuestrada en el sureste del país por policías del central estado de Puebla, fue trasladada medio país por carretera, entre amenazas, con el fin de internarla en una cárcel, donde se pretendía vejarla.

La presión de la prensa y organizaciones civiles libró a Cacho del destino que le tenían planeado.

Tras su liberación, se hicieron públicas conversaciones telefónicas entre uno de los implicados por Cacho en la trama sexual, el empresario Kamel Nacif, y el gobernador de Puebla, Mario Marín, en las que acordaban darle "un escarmiento" a la reportera.

Tiempo después, la Suprema Corte determinó después que no hubo una violación grave a sus derechos humanos. Ni Marín ni otros funcionarios al cargo de la policía poblana fueron procesados.

Una decisión que la periodista Carmen Aristegui -una de las comunicadoras más influyentes y de mayor credibilidad en México- calificó hoy diciendo que al máximo tribunal le faltó "altura de miras".

Aristegui criticó el hecho de que Cacho no fuera elegida para representar a México en la campaña Corazón Azul contra la trata que impulsa la ONU (lo hace por España, donde hay una fundación a su nombre).

Su labor como activista contra esta lacra y alzando la voz sobre las injusticias que se viven en México la han convertido en una persona incómoda para las autoridades.

Por su parte, el escritor Juan Villoro, pluma de la alta literatura mexicana, alabó la atención que con su trabajo presta Cacho a las víctimas y su habilidad para trabajar de incógnito.

Villoro cargó contra los intentos de "normalizar" la prostitución, ya que "a largo plazo, es algo que facilita la trata".

El texto de Cacho revela que cada año son víctima de la trata sexual cerca de 1.39 millones de personas en todo el mundo. Es el tercer negocio ilegal más lucrativo para el crimen organizado, tras el tráfico de drogas y el de armas, según Naciones Unidas.

Aunque no hay estadísticas oficiales en México, se estima que hay entre 20,000 y medio millón de víctimas de tráfico humano en el país, gran parte para nutrir a las mafias de la prostitución.