El viaje a Marte será la obra de toda la humanidad o no será, dice un excosmonauta

"Un intento individual por parte de las grandes potencias espaciales, como Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea o China, sería muy difícil de llevar a cabo por su elevado costo", dijo Talgat Musabáyev.

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El excosmonauta Talgat Musabáyev.

Una misión tripulada a Marte sólo será posible con un esfuerzo internacional conjunto y en el marco de un desarrollo "pacífico" del espacio, afirma el excosmonauta y presidente de la Agencia Nacional Espacial de Kazajistán, Talgat Musabáyev.

"Un intento individual por parte de las grandes potencias espaciales, como Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea o China, sería muy difícil de llevar a cabo por su elevado costo. El viaje a Marte debe ser la obra de toda la humanidad", explica Musabáyev en una entrevista con Efe en la capital kazaja.

Para ello, subraya, es imprescindible concebir el desarrollo espacial "como una empresa pacífica, que deje atrás toda veleidad militar", incluidos los escudos antimisiles que utilizan el cosmos como su puntal básico, agrega el excosmonauta.

Musabáyev aparece como el artífice de la estrategia de su país para participar en la epopeya espacial, que marca un hito con la aprobación este miércoles de una ley destinada a facilitar el desarrollo del cosmos por este país que el 16 de diciembre cumple dos décadas de independencia.

El primer paso, sin embargo, lo dio el presidente kazajo, Nursultán Nazarbáyev, al crear en 2006 la Agencia Nacional Espacial de Kazajistán, cuya dirección fue puesta en manos de Musabáyev un año más tarde.

Musábayev, condecorado como Héroe de la Federación Rusa y de Kazajistán, con la Legión de Honor francesa y que hoy mismo recibe la Orden del Primer Presidente de Kazajistán, contaba con el mejor de los expedientes en el espacio con sus misiones a la estación Mir en 1994 y 1998.

En abril de 2001 fue también el comandante de la nave Soyuz TM-32 que llevó a la Estación Espacial Internacional (ISS) al primer turista cósmico, el multimillonario estadounidense Dennis Tito.

Ahora, Musabáyev sustituye la emoción de los paseos espaciales por la no menos complicada misión de poner a esta república exsoviética en la primera fila de países con intereses en el espacio.

Kazajistán, apunta Musabáyev, no sólo cuenta con un cuadro de expertos en ese campo. En este país se encuentra la piedra angular de las misiones espaciales del pasado medio siglo y, probablemente, de las próximas décadas: Baikonur.

Este cosmódromo está en territorio kazajo y, aunque arrendado a Rusia, aparece como la clave de esa estrategia de Kazajistán para desarrollar su propio programa espacial, sobre todo después de que desde 2007 el Gobierno de este país asumiera la responsabilidad de su funcionamiento y de la concesión de los imprescindibles permisos para las misiones desde allí enviadas.

Cuando se creó en 1955, Baikonur fue concebido como un centro militar para el lanzamiento de misiles balísticos, aunque después pasaría a ser el mayor cosmódromo de uso civil del planeta, puesto que aún conserva con su superficie de más de 7,600 kilómetros cuadrados, subraya Musabáyev.

"Desde un principio fue concebido como un lugar donde imperaba el más alto secreto, lo que se reflejó en los muchos nombres que recibió hasta que en 1995 se decidió establecer definitivamente el de Baikonur", agrega el excosmonauta.

En 1957 ya se realizó la primera prueba en sus instalaciones de misiles balísticos y ese mismo año se lanzó el primer satélite desde la Tierra.

Desde Baikonur, recuerda Musabáyev, también partió en 1961 la misión del primer vuelo espacial orbital, con el legendario Yuri Gagarin como protagonista.

"Para ser cosmonauta, además de una rigurosa preparación que durará toda la vida, es necesario querer, desear serlo de todo corazón y yo lo quise desde 1961, cuando, con diez años, seguí la expedición al espacio de Gagarin", añade.

Como tercera columna de su aventura espacial, además de Baikonur y de la legislación en marcha, Kazajistán cuenta con la puesta en marcha en Astaná de un nuevo centro tecnológico dedicado a la prueba de aparatos e instrumental espacial, que podría funcionar ya a fines de 2013 o principios de 2014, con el lanzamiento de varios satélites de última generación.

En este centro, indica, participan directamente empresas francesas y, en cooperación con éstas, compañías de otros países europeos, entre ellos España.

El objetivo, destaca, es "ese uso pacífico y compartido del espacio", que, agrega, "servirá de base para aventuras de mayor trascendencia, como la de Marte".