Ayer, el metal precioso había cerrado en Londres en 1,729 dólares, en su segundo descenso consecutivo después de encadenar cinco récords al alza.
El nerviosismo de los inversionistas ante la volatilidad de los mercados y la incertidumbre sobre una nueva recesión habían contribuido las últimas semanas a un aumento del precio del oro, considerado como un valor refugio en tiempos de crisis.