Este análisis ha sido realizado de manera conjunta con la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) que ha realizado pruebas de resistencia a 124 bancos de la Unión Europea (UE), incluidas entidades de países que no forman parte de la zona euro como Reino Unido o Dinamarca.
Las especulaciones en torno a posibles suspensos llevan días revolucionando los mercados. El presidente del BCE, Mario Draghi, se vio obligado esta semana a recordar que "los resultados no serán definitivos hasta que no sean mirados por el consejo de gobierno del BCE el domingo 26 de octubre, después de lo cual serán publicados"
"Hasta ese momento, cualquier información de prensa sobre los resultados de las pruebas será por su naturaleza sumamente especulativa", añadió el BCE.
Los bancos ya tienen en su haber el resultado de los exámenes. Debían ser informados con al menos 48 de antelación para poder tener margen suficiente para analizar los datos y preparar una respuesta. Los que muestren un déficit de capital tendrán dos semanas para enviar a los supervisores europeos un plan de recapitalización y un plazo entre seis y nueve meses para llevarlo a cabo.
"No va a haber sorpresa negativa alguna", aseguró el jueves el diario económico alemán "Handelsblatt" en base a círculos cercanos al guardián del euro. "No va producirse un lunes negro como temen muchos expertos financieros", agregó.
Sin embargo, el mercado especula con que al menos una decena de bancos podría suspender las pruebas y que los resultados sacarán a la luz una necesidad de capital de cerca de 50,000 millones de euros, según una encuesta realizada por Goldman Sachs a un grupo de inversionistas.
Desde el primer momento el objetivo del BCE ha sido otorgar la máxima transparencia y credibilidad a estos exámenes, antesala de la Unión Bancaria. Para ello llevó a cabo dos tipos de pruebas con ayuda de 6,000 supervisores e inspectores para las que recabó 12,000 datos de cada banco: por un lado analizó los balances de las entidades bancarias hasta finales de 2013 y por otro realizó tests de estrés.
Estas pruebas de estrés midieron la resistencia de los bancos en escenarios económicos extremos y establecieron si estos necesitan ampliar su capital para hacer frente a posibles pérdidas en base a riesgos asumidos por el banco, así como para hacer frente a posibles crisis futuras como la desatada por el colapso del banco de inversión estadounidense Lehman Brother hace seis años.
Las pruebas exigen un core tier 1 o ratio de capital de máxima calidad de al menos el 8.0 por ciento en el escenario base. Mientras, la exigencia se reduce al 5.5 por ciento en el caso de un escenario adverso.
Estas pruebas son el paso previo a que el BCE asuma su papel como Supervisor Bancario Europeo el próximo 4 de noviembre, que tendrá control directo sobre 120 entidades europeas, que representan el 85 por ciento de los activos bancarios de la eurozona. Entramos en el año cero de la Unión Bancaria.
Este nuevo papel del BCE es el primer pilar de la Unión Bancaria. A partir de ese momento todos los bancos pasarán a estar bajo la misma lupa sin distinción por países. Habrá unas mismas normas de solvencia, reestructuración de bancos y garantía de depósitos.
El segundo pilar será el Mecanismo Único de Resolución que entrará en vigor en enero de 2015 y que se completará con un Fondo Único de Resolución cuya creación está prevista para enero de 2016, con fondos equivalentes al uno por ciento de los depósitos garantizados a nivel europeo con 55,000 millones de euros como mínimo. En caso de desmantelar una entidad bancaria, los accionistas soportarán en primer lugar las pérdidas. (DPA)