El ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dijo a su homóloga surcoreana, Kang Kyung-wha, que su Gobierno concede gran importancia al compromiso de Seúl de no aumentar la presencia del escudo ni participar en la red de defensa coheteril de Washington, que ya tiene seis propulsores en el suroriental poblado de Seongju.
El canciller hizo estos planteamientos al recibir a la jefa de la diplomacia surcoreana, quien estará aquí hasta mañana con una agenda centrada en asuntos de interés bilateral.
Kang llegó ayer a Beijing como antesala de la visita que hará en diciembre a este país su presidente, Moon Jae-in, para continuar las conversaciones con su par chino, Xi Jinping, sobre la desnuclearización de la península Coreana y el despliegue del Thaad en la zona.
China se opone a la presencia de ese escudo militar ofensivo porque es una amenaza a la seguridad y estabilidad regional.
Seúl reconoció recientemente la postura de Beijing y sus preocupaciones al respecto. Pero alegó al respecto que dicha tecnología no tendrá como objetivo a un tercer país, ni dañará la seguridad e intereses estratégicos nacionales.
La visita de Moon a China emergió entre los acuerdos que alcanzó con Xi durante un encuentro paralelo a la reciente cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en Vietman.
Los dos decidieron que cuando se reúnan en Beijing seguirán los esfuerzos en busca de una salida pacífica a la cuestión nuclear de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), además de trabajar por reanudar el diálogo con esa nación vecina, la cooperación y la reconciliación entre ambos lados de la península.
Resaltaron de forma recíproca las posturas de sus gobiernos de estrechar la coordinación y comunicación respecto a esos temas, y la negativa a la opción militar que propone Estados Unidos y sus aliados en la zona para obligar a la RPDC a desistir de su programa nuclear y de misiles.
Norcorea sostiene que ese proyecto es el medio de defensa legítimo para salvaguardar la soberanía nacional, y disuadir a Washington de provocar una nueva guerra.
China rechaza el desarrollo de esa tecnología y los ensayos nucleares, e insiste a la nación vecina que debe cooperar para no empeorar la crisis.
