Zapata Tamayo, prisionero de conciencia reconocido por Amnistía Internacional, exigía reconocimiento de derechos básicos mediante una huelga de hambre de más de 80 días de duración. Este hombre, un grande de la resistencia cubana, permanecía injustamente encarcelado desde el 20 de marzo de 2003.
En la “Primavera Negra” del 2003 fue arrestado por pensar diferente, junto con un grupo de 75 disidentes pacíficos.
Así que, mientras en el marco de la celebración de Cumbre de la Unidad del Grupo de Río, realizada en nuestro país, se recibía a Raúl Castro de una manera cordial, Orlando Zapata Tamayo moría siendo un gran protagonista del cambio democrático de Cuba.
"Los abusos cometidos contra Orlando Zapata Tamayo comprueban que la tortura y el terror contra el pueblo son políticas de estado bajo el régimen castrista.
Esta muerte es una prueba de la práctica del terrorismo de Estado" señaló Janisset Rivero, Secretaria Nacional del Directorio Democrático Cubano.
En octubre de 2009, Zapata fue brutalmente golpeado por militares de la prisión provincial de Holguín, de tal forma que le provocaron un hematoma interno en la cabeza que se vieron obligados a operar. Comenzó con una huelga de hambre el 3 de diciembre de 2009 en la prisión de mayor severidad Kilo 8 de Camagüey. Durante 18 días, el mayor Filiberto Hernández Luis, director de esa prisión le negó agua a Zapata, que era lo único que este ingería. El efecto de esta tortura fue inducirle una falla renal.
A mediados de enero fue trasladado al hospital Amalia Simoni de la Ciudad de Camagüey, donde lo dejaron casi desnudo con un fuerte aire acondicionado, que le provocó una neumonía. A pesar de su crítico estado de salud, el régimen lo trasladó por tierra, en un traslado de mas de 10 horas, la semana pasada al hospital de la Prisión Combinado del Este en La Habana, donde no existían condiciones para tratarlo.
El Comité Latinoamericano por la Democracia, además señala que este crimen se suma a la larga lista de atrocidades cometidas por el régimen de los hermanos Castro, que incluyen miles de fusilamientos y un sinnúmero de casos de cubanos que han padecido de una injusta prisión.
También se encuentran injustamente, privados de la libertad y en terribles condiciones de salud, los también prisioneros de conciencia Ariel Sigler Amaya y Normando Hernández González, casos que requieren el apoyo y la solidaridad de los cubanos, de la sociedad mexicana y de toda la comunidad internacional.
"Ya asesinaron a Orlando Zapata Tamayo, ya acabaron con él. La muerte de mi hijo ha sido un asesinato premeditado. Doy las gracias a todos los hermanos que lucharon por no dejar morir a mi hijo. Ha muerto otro Pedro Luis Boitel en Cuba", dijo Reina Tamayo Danger, madre del acaecido, al Comité Latinoamericano por la Democracia.
El Comité Latinoamericano por la Democracia, desde Mèxico, condena este horrendo crimen, y alza su voz para que el régimen de Raúl Castro y los principales responsables de la muerte, de este defensor de los derechos humanos sean condenados por este acto que ofende a la humanidad.