Richard Barrett, coordinador del equipo de vigilancia de las actividades de Al Qaeda y los talibán en la ONU, aseguró que "lo que los terroristas quieren es asustar hasta el punto de forzar a los Gobiernos a cambiar sus políticas".
"Si pudieran hacer eso sin matar a nadie, lo harían", se mostró Barrett convencido en una entrevista concedida a Efe.
"Si los gobiernos se dedican a asustar a la gente, están haciendo parte del trabajo de los terroristas, y eso es ridículo", agregó el experto británico, para justificar así una gestión de bajo perfil sin subestimar las amenazas.
Para Barrett, antiguo responsable de contraterrorismo del MI6, los servicios de inteligencia exteriores británicos, la falta de incentivos propagandísticos del ciberterrorismo es una de las razones por la que no se ven más ese tipo de ataques.
"Un ciberataque es un ataque invisible. Los terroristas no quieren algo así, quieren golpear y que se conozca. Ese es el negocio del terrorismo, que poca gente tenga un gran impacto", dijo.
"Para la mayoría de los grupos terroristas, Internet tiene más valor para establecer contactos entre ellos, reclutar a gente, planear operaciones, recaudar dinero o apoyos", destacó.
El experto estuvo en Viena en la presentación de la publicación "El uso de Internet para fines terroristas", divulgada por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Preguntado sobre la situación del norte de Mali, controlado por grupos próximos a Al Qaeda, Barrett consideró que no existen aún pruebas de que sea una amenaza para Europa.
Lo que sí existe es "una amenaza para todos los nacionales extranjeros que trabajan en el área", afirmó, al recordar el secuestro de dos españoles y una italiana en los campamentos de refugiados de Tinduf (sur de Argelia) en 2011.
"La amenaza es para los países vecinos, más que para Europa. No existen evidencias de que Al Qaeda en el Magreb Islámico pueda atacar en Francia, Bélgica o España, por ejemplo", subrayó.
El pasado 12 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución para desplegar una fuerza militar africana que ayude a las autoridades de Bamako a recuperar el control del norte del país.
Barrett destacó asimismo que la frontera entre Afganistán y Pakistán sigue siendo una zona de entrenamiento para futuros terroristas yihadistas, aunque el tamaño de los campamentos de adiestramiento se ha reducido mucho debido a los temores de seguridad de los terroristas.
"Están muy preocupados por posibles infiltraciones, por los aviones no tripulados, así que la época de los grandes campos de entrenamiento ha acabado", sostuvo. "Eso es algo que realmente ha socavado el poder de Al Qaeda", concluyó el británico.