Hasta este miércoles son cuatro los estados en los que se han registrado casos de muerte por fiebre amarilla: Río de Janeiro, Espíritu Santo, Sao Paulo y Minas Gerais, este último el más afectado y lugar de origen del brote del virus.
Ante el temor de que la fiebre amarilla prolifere por todo el país, como advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Gobierno brasileño recomendó la vacunación a quienes no lo hayan hecho o el refuerzo inmunológico con una segunda dosis en un plazo de diez años.
El Ministerio de Salud brasileño informó que en este año fueron distribuidas más de 20.5 millones de vacunas, pero los expertos advierten que el país deberá aumentar el suministro e incluso importar dosis si el virus se expande por las grandes ciudades.
Brasil asegura que todos los casos de infección se produjeron en áreas silvestres, es decir, un contagio por medio de picadura de mosquito que antes había picado a un macaco portador del virus.
Las autoridades aseguraron que la fiebre amarilla urbana –la que tiene mayor potencial epidemiológico- no se registra en el país desde 1942.